El próximo 20 de julio entrará en vigor la normativa europea que obliga a los fabricantes de smartphones y tabletas a incluir en sus productos una etiqueta que informe a los usuarios sobre la clase de eficiencia energética del dispositivo. Sin embargo, éste es solo uno de los aspectos que tendrán que aparecer en los precintos, que también mostrarán datos sobre la durabilidad y la reparación, entre muchos otros.
El Reglamento Delegado 2023/1669 de la Comisión Europea (CE) establece que toda «publicidad visual de un modelo particular de un teléfono inteligente o tableta pizarra, incluso a través de internet», deberá indicar en su etiqueta «la clase de eficiencia energética y el intervalo de clases de eficiencia energética disponibles».
CÓMO INTERPRETAR EL ETIQUETADO ENERGÉTICO EN ‘SMARPHONES’
El anexo VII de la norma especifica los aspectos informativos que deben incluirse en el etiquetado de los smartphones y tabletas que se saquen al mercado.
Se utilizará un icono en forma de flecha que indicará el nivel de eficiencia energética del producto, determinado por las letras A, B, C, D, E, F y G, siendo A la máxima categoría de eficiencia y G la más baja. Esta clasificación se señalará también mediante una gradación de color (verde para A y roja para G). Además del nivel de consumo del modelo en cuestión, el etiquetado tiene que describir la variedad de clases de eficiencia disponibles.
ADEMÁS DE LA INFORMACIÓN SOBRE EFICIENCIA ENERGÉTICA, EL ETIQUETADO DE LOS ‘SMARTPHONES’ DEBERÁ INCLUIR LA MARCA Y MODELO DEL PRODUCTO, LA DURACIÓN DE LA BATERÍA Y EL ÍNDICE DE REPARABILIDAD, ENTRE OTROS
Asimismo, la etiqueta deberá informar sobre la marca y el modelo del smartphone o tableta e integrar un código QR que redirija al usuario a la página oficial, con información del producto en el Registro Europeo de Productos para el Etiquetado Energético (EPREL por sus siglas en inglés).
El Reglamento también impone la inclusión de un conjunto de datos sobre la autonomía y características del producto: duración de la batería en horas y minutos por carga completa, fiabilidad ante golpes y accidentes, protección contra la ‘penetración’ (sic) y la clase de reparabilidad.
Estos dos últimos aspectos se indicarán mediante una clasificación expresada a través de las letras A, B, C, D y E, correspondiendo A a la «máxima robustez» y E a la más baja. Esta «robustez» es determinada sobre la base de parámetros como la facilidad de desmontaje, la posibilidad de sustitución de las piezas y el acceso a la información técnica necesaria para reparar.
LA EFICIENCIA ENERGÉTICA EN DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS
En su exposición de motivos, el Reglamento manifiesta que el margen para reducir el consumo de energía de los teléfonos inteligentes y las tabletas pizarra es «considerable»».
El estudio preparatorio de la norma también llegó a la conclusión de que la vida útil de la batería y, por consiguiente, la vida útil de producto de los teléfonos inteligentes (smartphones) y las tabletas pizarra «puede mejorarse significativamente mediante un sistema de etiquetado energético».
La eficiencia energética, ES DECIR, LA OPTIMIZACIÓN DEL CONSUMO ELÉCTRICO EN EL CONSUMO Y LOS INMUEBLES, es un componente fundamental de la taxonomía europea de descarbonización y TRANSICIÓN energética
La eficiencia energética, entendida como la optimización del consumo eléctrico de edificios y productos de consumo, es uno de los componentes fundamentales de la taxonomía europea de descarbonización y transición energética.
La Directiva 2023/1791 de la UE, que entró en vigor en octubre de 2023, aumenta los objetivos de eficiencia energética de la Unión. Estos nuevos objetivos buscan reducir el consumo de energía primaria y final a escala de la Unión en un 11,7% para 2030.