jueves, 10 julio 2025

Descubre cómo los japoneses mantienen la línea comiendo de todo: el método ‘Hara Hachi Bu’ que querrás probar

Parece un enigma sacado de una novela de misterio, esa capacidad casi sobrenatural que tienen en Japón para disfrutar de una gastronomía rica y variada sin que la báscula se convierta en su peor pesadilla. Lo cierto es que detrás de esta envidiable silueta se esconde un secreto ancestral, una filosofía de vida aplicada a la alimentación conocida como Hara Hachi Bu, que se traduce aproximadamente como «come hasta estar al ochenta por ciento lleno». Esta práctica, lejos de ser una dieta restrictiva más, se erige como un pilar fundamental de su longevidad y bienestar, invitándonos a replantear nuestra relación con la comida y, sobre todo, con las señales de nuestro propio cuerpo.

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La vorágine del día a día en Occidente nos empuja a menudo a comer con prisa, casi sin saborear, engullendo más de lo que necesitamos antes de que nuestro cerebro reciba la señal de saciedad. Este desajuste es precisamente lo que el método Hara Hachi Bu busca corregir, proponiendo una pausa consciente, un momento de escucha interna que nos permita detenernos justo antes de alcanzar esa plenitud que roza el exceso. No se trata de pasar hambre, ni mucho menos de renunciar a los placeres culinarios, sino de cultivar una moderación inteligente que, como veremos, trae consigo beneficios que van mucho más allá de mantener la línea y que podrían revolucionar nuestra forma de entender la nutrición.

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EL ARTE MILENARIO DE COMER CON CONCIENCIA: MÁS QUE UNA DIETA, UN ESTILO DE VIDA

Fuente Pexels

En el corazón de Okinawa, una de las famosas «zonas azules» del planeta donde la esperanza de vida supera con creces la media mundial, el Hara Hachi Bu no es una moda pasajera, sino una costumbre arraigada durante generaciones. Los habitantes de estas islas han interiorizado que el estómago no necesita estar a rebosar para sentirse satisfecho, una lección de sabiduría popular que la ciencia moderna comienza a respaldar con estudios sobre los mecanismos de saciedad y el metabolismo. Aprender a identificar ese punto óptimo, ese ochenta por ciento, requiere práctica y, sobre todo, atención plena durante las comidas, dejando de lado las distracciones como la televisión o el móvil que nos impiden conectar con nuestras sensaciones físicas.

Este enfoque contrasta radicalmente con la cultura del «plato limpio» tan inculcada en muchas partes del mundo, donde dejar comida se considera un desperdicio o incluso una descortesía. El Hara Hachi Bu nos enseña a priorizar la calidad sobre la cantidad, a saborear cada bocado y a ser honestos con nosotros mismos sobre cuándo hemos comido suficiente, una habilidad que, una vez desarrollada, se convierte en una herramienta poderosa para el autocontrol y el bienestar general. Esta práctica milenaria nos invita a redescubrir el placer de comer sin culpa, disfrutando de los alimentos de forma equilibrada y sostenible a largo plazo.

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