Terelu Campos ha logrado lo que parecía imposible: revolucionar el formato de ‘Supervivientes’ sin necesidad de ser concursante oficial. Con su regreso a Honduras en esta edición de 2025, la hija de María Teresa Campos ha reavivado la atención mediática en torno al reality y ha conseguido que su participación marque un antes y un después en la historia del programa. Por primera vez en más de dos décadas de emisión, una misma persona ha saltado dos veces desde el icónico helicóptero sin ser participante de pleno derecho. Un gesto que, más allá del espectáculo, ha simbolizado su entrega y compromiso con una edición que estaba acusando el desgaste habitual tras semanas de tensiones y alianzas estancadas.
2Tensión por culpa de Terelu Campos

La presencia de Terelu Campos también ha generado tensiones. La decisión de repartir una ración extra de comida entre los concursantes que, a su juicio, habían comido menos, no sentó bien a todos. Algunos vieron un trato de favor injustificado, lo que generó roces y comentarios en voz baja que poco a poco fueron saliendo a la luz. Terelu, consciente del ambiente enrarecido, no dudó en plantar cara a los líderes del grupo y dejar claro que su intención no era perjudicar a nadie, sino actuar con equidad. “Otra cosa es que hubiera dejado a un compañero sin comer, que no lo hubiera hecho jamás”, apuntaban desde ‘Vamos a ver’, donde se defendía su actitud y se criticaba el papel de algunos que la señalaron sin asumir sus propias contradicciones.
Las acusaciones veladas y los comentarios a espaldas no pasaron desapercibidos para Terelu, quien utilizó su conocimiento de lo que se ha dicho fuera del concurso con cautela. No ha querido desestabilizar a nadie que lleve más de dos meses aislado del exterior, pero tampoco ha evitado los temas espinosos. Su habilidad para poner sobre la mesa lo justo en el momento adecuado la ha convertido en una especie de mediadora no oficial, capaz de desmontar estrategias sin necesidad de gritar ni provocar enfrentamientos directos. Una postura que muchos han valorado, aunque no todos la aplaudan.
Desde fuera, su paso por ‘Supervivientes’ está siendo analizado como un experimento exitoso. Ha demostrado que se puede cambiar el rumbo de un reality sin alterar sus reglas fundamentales. Su figura ha traído aire fresco en un momento en el que las tramas se repetían y los conflictos parecían estancados. La audiencia ha respondido con interés a cada una de sus intervenciones, y en redes sociales muchos piden ya que su papel se alargue o incluso se institucionalice como un rol fijo dentro del formato: una especie de ‘superviviente infiltrada’ con poder limitado pero con capacidad de intervenir en beneficio del grupo.
Por ahora, no se ha confirmado cuánto tiempo permanecerá Terelu en los Cayos Cochinos, pero su impacto ya es innegable. Ha conseguido lo que pocos en su situación podrían: dar contenido, remover emociones, asumir desafíos físicos y dejar huella sin ser concursante. Esta segunda incursión ha cerrado una etapa pendiente para ella y ha abierto otra para el programa, que quizás se vea obligado a replantearse su estructura en próximas ediciones. Terelu Campos ha demostrado que no hace falta competir por el premio final para ser protagonista absoluta.