Durante la velada del miércoles de ‘La Promesa’ dio mucho más que indicios: lanzó una bomba del tiempo narrativo. Detrás de la calma que aparenta la historia, los personajes se desplazan como piezas de ajedrez en un tablero donde el asalto y la verosimilitud están a un paso de convertirse en una misma cosa.
Eugenia, hasta el instante de la historia, sometida a las decisiones de Leocadia y Lorenzo, corta con los grilletes que le atenazaban durante su quehacer penoso e incierto; la decisión de Eugenia provoca a su vez una transformación del papel de poder que encierra la serie. Curro y Lope se insertan en un laberinto que sostiene signos que puede contar el crimen del que se están adentrando.
3LA PAZ FINGIDA EN LA PROMESA

Petra no ha cambiado: ha perfeccionado su máscara. Cada gesto de amabilidad —como ofrecerle a María una taza de chocolate caliente— parece estar medido. «El veneno no siempre está en la copa de vino; a menudo se encuentra en la sonrisa», se permitió comentar María a Samuel, quien no obstante se obstina en argumentar que hay que darle a Petra el beneficio de la duda.
Pero un pequeño detalle delata la hipocresía de la ama de llaves: el interés repentino por los movimientos de Curro. «¿Por qué se interesa tanto por él si lo ha tratado siempre con desprecio?». Rómulo, porque también lo andan buscando, aunque intenta sofocar los ánimos, no se ve completamente libre de la sospecha. Su conversación privada con Emilia la pudo captar María, quien ahora asoma la duda también con respecto a él.
El servicio ya no es un lugar de complicidad, sino un verdadero campo de batalla en donde cada intervención se usa como un arma. Hasta el duque de Carvajal parece haber notado la tensión que en el servicio se ha ido fraguando, ya que preguntó a Martina: «¿Cuánto crees que aguantarán tus leales antes de romper filas?». El capítulo terminó con una escena terrorífica: Petra sola en la cocina guardó en su delantal un bote de cristal con un líquido turbio.
¿Medicamento de alguien… o algo más siniestro? La cámara no nos enseñó el rostro de Petra, aunque sus manos temblaban ligeramente. Si Petra tiene en mente un plan, el servicio no será la única víctima: la casa se desplomará del todo. Y en medio de una Eugenia sublevada, con un Curro y un Lope en búsqueda de la verdad, y una Martina ante el abismo, la promesa de justicia no apunta sino a la promesa de la venganza.