miércoles, 21 mayo 2025

BofA: el gran apagón demuestra que es crucial dotar de flexibilidad a la red eléctrica

El apagón del 28 de abril, que España sufrió en carnes propias, se ha convertido en una suerte de ejemplo negativo usado como advertencia de las consecuencias de no desarrollar adecuadamente la red eléctrica. Bank of America (BofA), en un reciente análisis, se hace eco del discurso inaugural de la nueva ministra de Economía alemana, Katherina Reiche, quien remarcó que el corte del suministro en la Península Ibérica demostró cuan «vulnerables» pueden ser las infraestructuras energéticas.

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Reiche concedió que el país ha avanzado significativamente en la tarea de aumentar la participación de las energías renovables en su mix de generación eléctrica, pero afirmó que Alemania necesita un «baño de realidad» para evitar una jornada a oscuras como la que vivieron España y Portugal.

Al respecto, BofA sostiene que la estabilidad y flexibilidad de los sistemas energéticos, que dependen cada vez más de fuentes renovables variables (VRE, por sus siglas en inglés), son una prioridad. Para garantizar que las infraestructuras eléctricas adquieran la resiliencia y adaptabilidad necesarias, el equipo de expertos del banco aboga por la implantación de medidas complementarias como la generación, mejoras en las redes eléctricas, gestión de la demanda y almacenamiento de energía.

LAS RENOVABLES EN LA INFRAESTRUCTURA ELÉCTRICA

El almacenamiento de energía adopta muchas formas, pero las baterías son esenciales para compensar las fluctuaciones a corto plazo» -señala el informe- «Las baterías de iones de litio son la tecnología preferida, por lo que se espera que la demanda de litio aumente de 11 kilotoneladas (kt) en 2020 a 225 kt para 2030.

El análisis de BofA parte de la metodología de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que clasifica la integración de energías variables en diferentes fases. El escalafón comienza por la Fase 1, en la que las VRE no tienen presencia, hasta la Fase 6, donde las renovables son el único proveedor de electricidad.

Cada una de estas etapas tiene diferentes requisitos para la integración de las VRE. Al principio del proceso de descarbonización, grandes plantas hidroeléctricas y generadores térmicos pueden servir como respaldo principal. Sin embargo, a medida que aumenta la participación de las VRE, los sistemas se vuelven más complejos.

EL ALMACENAMIENTO, CONDICIÓN ‘SINE EQUA NON’

En las fases más avanzadas, medidas como la integración de redes con países vecinos o la gestión de la demanda a través de la carga inteligente de vehículos eléctricos (VE) se vuelven «cruciales». Además, con una mayor cuota de VRE, las empresas de servicios públicos no solo tendrán que gestionar las fluctuaciones diarias en la oferta y demanda de energía, sino también las variaciones estacionales, lo que refuerza la necesidad de soluciones avanzadas de almacenamiento de energía, más allá de las baterías.

BANK OF AMERICA PREVÉ QUE LAS INSTALACIONES DE ALMACENAMIENTO A ESCALA MUNDIAL PASEN DE LOS 140 GIGAVATIOS (GW) ACTUALES A 867 GW A FINALES DE LA DÉCADA

El estudio de BofA concluye que el almacenamiento de energía en baterías es fundamental para el futuro de la infraestructuras eléctricas. Citando datos de BloombergNEF (BNEF), el banco prevé que las instalaciones globales dedicadas a esta función aumenten de los 140 gigavatios (GW) en la actualidad a 867 GW para 2030.

Respecto a la fórmula tecnológica que asumirá este proceso, el informe lanza un vaticinio: «Aunque las baterías de fosfato de sodio-ion están ganando terreno, las baterías de fosfato de hierro y litio parecen estar listas para seguir siendo la tecnología dominante».

EL COMPROMISO INTERNACIONAL DE LA COP

En noviembre, la presidencia de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) lanzó el Compromiso Global de Almacenamiento de Energía y Redes, un acuerdo multilateral para acelerar drásticamente las infraestructuras de redes eléctricas y almacenaje energético.

Los firmantes se comprometen a respadar el objetivo colectivo de desplegar 1.500 GW de almacenamiento de energía a nivel mundial para 2030, más de seis veces la capacidad de 2022. 

Asimismo, se establece la obligación de añadir o renovar 25 millones de kilómetros de redes a nivel mundial para 2030, reconociendo la necesidad de añadir o renovar 65 millones de kilómetros adicionales para 2040.


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