Cuando llega la primavera, muchos vivimos atrapados en una batalla diaria contra la congestión nasal, la picazón en los ojos y los estornudos sin fin. Esa sensación de no poder respirar a gusto ni un minuto puede arruinarte los paseos al aire libre y convertir un día soleado en una tortura constante.
Sin embargo, con unos ajustes sencillos en tu rutina y en tu hogar, puedes rebajar esa reacción exagerada al polen y volver a sentir la brisa suave sin miedo a un ataque de alergia primaveral. Te explico mis trucos favoritos, probados de verdad, para que recuperes el placer de admirar las flores sin renegar en cada inhalación.
1La importancia de conocer tu perfil de alergia primaveral

Antes de lanzarte a probar remedios al tuntun, lo mejor es entender exactamente a qué reaccionas. El polen de gramíneas no afecta igual que el de olivo o parietaria, y cada polen tiene su época de máximo vuelo. Conocer tu perfil de alergia primaveral te permite actuar con precisión: no se trata de encerrarte en casa, sino de convertirte en estratega de tu propio bienestar.
Los alergólogos especializados pueden hacerte pruebas cutáneas o de sangre para identificar tus alérgenos concretos. Con esos resultados en mano, sabrás si tu enemigo principal es el polen de robles, de cipreses o de cualquier otra especie. Esa información es clave para cronometrar salidas al aire libre y elegir momentos de baja concentración de partículas.