Conducir debería ser un momento de calma y concentración, pero hay un detalle de tu vestuario que puede arruinar tu trayecto en un abrir y cerrar de ojos. A diario, la Dirección General de Tráfico (DGT) y la Guardia Civil patrullan las carreteras para evitar excesos de velocidad, distracciones al volante y consumos indebidos de alcohol o drogas. Sin embargo, no solo tu forma de conducir o tus niveles de alcohol en sangre pueden llamar la atención: tu indumentaria puede levantar sospechas y convertir un trayecto apacible en un alto inesperado.
Hoy vas a descubrir por qué una simple gorra, unas gafas de sol inadecuadas o incluso el color de tu ropa se han convertido en señales de alerta para los agentes, de modo que un viaje tranquilo puede acabar en un vistazo al etilómetro o en un registro minucioso de tu vehículo.
8Ropa ajustada y ocultación sospechosa

La ropa excesivamente ceñida parece diseñada para ocultar objetos bajo la tela. La Guardia Civil, con bastante tino, suele revisar con más ahinco a quienes lucen prendas apretadas, sobre todo en tres puntos: cintura, torso y muslos.
Según las estadísticas de la DGT, esa elección de vestuario multiplica la probabilidad de que te pidan que te levantes la camiseta o te bajen la cremallera para una revisión más exhaustiva. Mejor opta por cortes cómodos y relajados que permitan movilidad y den sensación de normalidad.