Conducir debería ser un momento de calma y concentración, pero hay un detalle de tu vestuario que puede arruinar tu trayecto en un abrir y cerrar de ojos. A diario, la Dirección General de Tráfico (DGT) y la Guardia Civil patrullan las carreteras para evitar excesos de velocidad, distracciones al volante y consumos indebidos de alcohol o drogas. Sin embargo, no solo tu forma de conducir o tus niveles de alcohol en sangre pueden llamar la atención: tu indumentaria puede levantar sospechas y convertir un trayecto apacible en un alto inesperado.
Hoy vas a descubrir por qué una simple gorra, unas gafas de sol inadecuadas o incluso el color de tu ropa se han convertido en señales de alerta para los agentes, de modo que un viaje tranquilo puede acabar en un vistazo al etilómetro o en un registro minucioso de tu vehículo.
4Asientos oscuros y ambiente opaco

La configuración de tu vehículo también influye. Si tu coche lleva fundas negras, tapicería oscura y lunas tintadas de alta opacidad, el interior se convierte en una “caja negra” para la guardia civil. Ese entorno genera la duda de qué o quién está oculto tras el cristal: desde bultos sospechosos hasta acompañantes indeseados.
Para evitar el interés excesivo de los agentes, conviene crear un contraste suave: combina tu atuendo con colores claros o añade fundas de tonalidad media. Además, un habitáculo bien iluminado desde el exterior transmite transparencia y reduce la curiosidad de los guardias en retenciones y controles.