En Sueños de Libertad, en donde los deseos y las más oscuras ambiciones se encuentran y enredan, la ficción vuelve a demostrar que la libertad tiene un precio, y no siempre se paga con dinero. María, incapaz de aguardar que la felicidad de los demás amplié su protagonismo, ha decidido jugar su carta más pérfida: un chantaje emocional capaz de cambiar el destino de la perfumería de su familia.
Mientras Julia resplandece en su función escolar como Cenicienta, acompañada del amor de Damián y Begoña, la suerte de la empresa familiar está en juego. Don Pedro, Digna y los hijos De la Reina libran la lucha por el control de las acciones en silencio, sin embargo, es María quien, con solo una condición, pone el jaque a Andrés: alejarse de Begoña o regalar el negocio a Pedro.
2PEQUEÑOS TRIUNFOS EN MEDIO DEL CAOS

Mientras algunos adultos llevan sus guerras en Sueños de Libertad, Julia hace suyo el espacio escénico. Su versión de Cenicienta no pasa desapercibida por Damián y por Begoña; les hace recordar que «el arte no entiende de actos ni de chantajes; es pura libertad», dice uno de los asistentes aplaudiendo. La niña ignora la tensión que sus acciones provocan en las empresas, brilla con una inocencia que se erige en contraste con las estratagemas de los adultos.
Para Luz, el lazo con Teo se convierte en luz sobre la tormenta. El niño que había mantenido su distancia frente al resto de los asistentes ya, poco a poco, le abre las puertas de su mundo gracias a la ciencia. «Parece haber encontrado un lenguaje que hasta ahora, ya nunca antes había acertado a encontrar», piensa Luz mientras Teo muestra y explica con entusiasmo un experimento cualquiera.
Gema observadora de la escena siente alivio mezclado con culpa. «Quizás no fuera cuestión de fuerza, sino de encontrar la herramienta precisa», reflexiona, la duda sobre su rol materno la invade y jamás la abandona. Joaquín a su lado intentaba transmitir calma en el ambiente, aunque los dos son conscientes de que el camino será largo.
En el otro extremo de la ciudad, Tahio y Marta sueñan a lo grande. Su colaboración ha dado frutos inesperados y ambos empiezan a vislumbrar un futuro pleno de posibilidades. «Podemos revolucionar el mercado si nos dejan la oportunidad», sostiene Tasio guiñando el ojo y, de ese modo, provocando la duda en Carmen quien, de todos modos, se encuentra recordando a Francisca y cómo su inestabilidad familiar puede trocear estos planes de futuro.