Los patinetes eléctricos se han convertido en el día a día de muchas ciudades españolas, ofreciendo una movilidad ágil y sin atascos. Sin embargo, con su auge han llegado también las normas de la Dirección General de Tráfico (DGT), que fija límites de velocidad, homologación y otros requisitos. Si los usuarios no cumplen estas reglas, las sanciones pueden ser realmente elevadas.
Aunque la DGT marca las líneas generales, los ayuntamientos cuentan con margen para endurecer las exigencias: desde obligar al seguro hasta imponer el casco. El resultado es un panorama en el que quien conduce un patinete eléctrico debe estar muy atento a cada detalle de la normativa, porque pasarse de la raya puede costar cientos de euros.
2Trucar el patinete: velocidad prohibida

Modificar un patinete eléctrico para que supere la velocidad máxima por parte de la DGT de 25 km/h se considera una infracción grave. Alterar el motor o la centralita puede derivar en multas de hasta 500 €, según los criterios que manejan ya algunos municipios y plataformas de asesoramiento legal.
Este tipo de cambios no solo vulnera la normativa de circulación, sino que elimina todos los sistemas de seguridad con los que el fabricante planteó el vehículo, incrementando la posibilidad de caídas, atropellos y pérdidas de control.