Que los niños duerman lo suficiente no es un simple capricho de los adultos: es esencial para su desarrollo cognitivo y emocional. Una noche reparadora permite al cerebro procesar la información aprendida, consolidar la memoria y regular las emociones, de modo que al día siguiente lleguen al colegio más concentrados y con mejor humor. Si tienen problemas para dormir, sin un descanso adecuado, es normal ver bostezos constantes, despistes en clase y una mayor irritabilidad, tal y como suele ocurrir en la adolescencia cuando cambia el reloj biológico.
Además, el sueño influye directamente en la salud física. Durante el descanso se secretan hormonas de crecimiento y reparación celular. Si los niños no descansan entre ocho y diez horas diarias, su sistema inmunitario se ve debilitado, y aumentan las probabilidades de enfermar. Por eso, lograr que duerman bien es una de las bases para que afronten la rutina escolar y extraescolar con energía y optimismo.
7Control de pantallas y estímulos

La luz azul de móviles, tablets y televisores retrasa la secreción de melatonina. Por eso, un período de al menos una hora sin pantalas antes de acostarse es vital para preparar el cuerpo al descanso. En lugar de ello, se pueden escoger actividades como la lectura de un cuento, juegos de mesa o dibujo tranquilo son esenciales para esquivar los problemas para dormir.
Fomentar la elección de un libro o cómic les da la oportunidad de trasladar la mente a otras historias y reduce la ansiedad por el inicio del sueño. El placer de una lectura compartida también estrecha vínculos familiares.