A medida que ha ido avanzando el proceso de contratación de los repartidores de Glovo, hasta ahora considerados autónomos por la empresa española, la misma se ha ido consiguiendo con nuevos retos. El más reciente es lidiar con el reconocimiento que ha hecho el ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz, la mente detrás de la controvertida Ley Rider, de la antigüedad de sus autónomos como empleados. Es que hacienda ha considerado el tiempo que han pasado trabajando como autónomos como parte de su tiempo bajo contrato con la plataforma de delivery.
El problema es que estos repartidores, que tienen meses recibiendo mensajes donde se les informa que han sido dados de alta en la seguridad social, tomando como inicio la fecha en que empezaron a trabajar con Glovo, han pagado durante este periodo, a veces de años, sus cuotas de autónomos. Ya hay varios de ellos iniciando el proceso para solicitar la devolución de estos montos, y otros averiguando como se puede iniciar este proceso.
Es un dato que puede terminar pasando factura al unicornio español. No se conoce la cantidad exacta, pero lo cierto es que desde Hacienda se puede solicitar a la empresa que pague lo que debió haber retenido, en su momento, del sueldo de estos repartidores. Es otro reto para un proceso de contratación que además ha incluido controversias con las nuevas flotas, quejas de los autónomos que quieren seguir siéndolo y, por supuesto, la demanda que flota contra la empresa de parte de trabajadores cesados en el proceso que lo consideran un despido, y además un despido improcedente.
Pero de momento ninguno de estos obstáculos ha detenido la millonaria transformación que ha iniciado Glovo. Es que la contratación de sus repartidores es considerada un paso necesario para superar los problemas legales y reputacionales que ha generado su modelo en España, y dejar de lado la presión hecha desde el ministerio de trabajo y la fiscalía, que ha llegado a una denuncia contra el fundador y director ejecutivo de la plataforma, Oscar Pierre, por supuesta violación de los derechos de los trabajadores y que podría enviarlo 6 años a prisión.
Visto así pagar lo que sea necesario, sea a los repartidores que se consideran despedidos, a hacienda o al menos a los abogados que defiendan a la empresa, no parece una noticia tan negativa. De igual modo, lo que es evidente es que el proceso ha sido más difícil y más largo de lo que esperaban los repartidores, que han quedado en el medio de esta situación.
GLOVO SIGUE BAJO UNA SITUACIÓN DE TENSIÓN
En cualquier caso, la empresa de reparto sigue lidiando con varios problemas. De hecho, la empresa ha quedado en la mira de la CGT, que empieza a captar repartidores para crear un sindicato de la empresa, y se suma la reciente protesta de los trabajadores de la plataforma el primero de mayo, sobre todo por los que siguen esperando un contrato directo de la empresa y aseguran que, mientras tanto, el algoritmo de la aplicación de Glovo los ha apartado a la hora de asignar pedidos apostando por las flotas.
Es que la situación de los trabajadores de la empresa es más que tensa en la actualidad. Lo cierto es que los repartidores de Glovo se han mostrado nerviosos, en particular a medida que se ha ido alargando el problema y se ha seguido acercando el verano, también es cierto que la empresa siempre aseguró que el proceso se completaría tras la temporada estival, aun así los riders saben que esta época se reduce la demanda, y que se reduzca en un momento en el que ya la plataforma los ignora, es una situación especialmente cruel por el efecto que tiene en sus ingresos.
LAS CUENTAS ALQUILADAS SIGUEN SIENDO DAÑO COLATERAL
A esta realidad se suma que los problemas de la empresa han dejado por fuera a los repartidores que alquilaban una cuenta. Es cierto que aquellos que la alquilaban bajo el formato de subarrendados ofrecido desde la web de Glovo pueden intentar dar el salto a una flota o directamente solicitar un puesto como repartidores a la empresa española, pero el problema es que hay un alto porcentaje de estos trabajadores que no tienen los documentos para poder operar.

Incluso en esa situación es difícil ignorar la realidad de que estos migrantes vuelven a quedar en el aire con este cambio de modelo. Es cierto que no son responsabilidad directa de Glovo, pero también es cierto que no están en una situación simple en el corto plazo, y que ni desde el ministerio de Trabajo que aprobó la ley rider ni desde los sindicatos han aparecido soluciones para otros trabajadores.