Bad Bunny ha anunciado al fin su regreso a España tras seis años de ausencia, despertando una auténtica locura entre sus seguidores. En Barcelona y Madrid ofrecerá doce conciertos que prometen ser inolvidables, con entradas que volaron en cuestión de horas. La sorpresa fue mayúscula cuando la preventa colgó el cartel de sold out casi de inmediato, dejando a muchos fans con las ganas de vivir su directo.
La expectación alcanzó tal nivel que los comentarios en redes sociales se incendiaron, mezclando emoción y frustración. Resulta evidente que este fenómeno trasciende lo musical: es un evento cultural que convierte cada anuncio de fecha en un acontecimiento. Sin embargo, tras la euforia inicial, surgió un debate sobre los precios y la transparencia en la venta de entradas.
3Gastos de gestión: un lastre invisible

Para quienes compran en línea, el proceso termina convirtiéndose en un callejón sin salida. Tras seleccionar fecha, localidad y forma de pago, el comprador descubre los gastos de gestión justo antes de pagar. Esta práctica ,advierte la OCU, es engañosa y deja al consumidor sin margen para replantearse su compra.
Además, esos cargos suelen presentarse como no reembolsables, lo que agrava la sensación de indefensión. Si finalmente alguien no puede asistir al concierto, pierde tanto el importe base como las tasas añadidas. En un escenario así, el aficionado concluye que no tiene más opción que asumir un riesgo económico excesivo.