Cuando empiezas un plan para adelgazar y mejorar tu salud, es fácil centrarse solo en las calorías sin reparar en la calidad de lo que comes. Los alimentos ultraprocesados son un enemigo silencioso: existen por su bajo coste y conveniencia, pero su escaso valor nutricional puede estancar tu progreso. Aprender a identificarlos es el primer paso para alejarlos de tu despensa.
En lugar de llenarte de productos cargados de aditivos, sal y azúcares, conviene optar por recetas caseras. Cocinar en casa te permite controlar cada ingrediente, reduciendo el impacto de grasas de mala calidad y potenciadores de sabor. Ese cambio sencillo no solo te ayudará a adelgazar, sino también a sentirte con más energía cada día.
3Cocinar desde cero en lugar de comida precocinada

Las lasañas, cremas y pizas congeladas suelen contener harinas refinadas, aceites vegetales de baja calidad y sal en exceso. Son fórmula perfecta para quemar tu propósito de adelgazar con cada bocado. Al carecer de ingredientes frescos, no solo te inflan de calorías si no… que obstaculizan tu digestión.
En cambio, preparar guisos caseros y congelarlos por porciones te brinda control absoluto. Selecciona ingredientes naturales, especias y verduras de temporada. Con ese hábito, tu organismo agradecerá el descanso de aditivos y tu peso reflejará ese cuidado extra en tu alimentación.