miércoles, 14 mayo 2025

‘Sueños de Libertad’: Raúl y Claudia dan rienda suelta a su pasión

Sueños de Libertad sigue provocando pasiones, amores prohibidos y conflictos familiares que mantienen a los televidentes expectantes todas las tardes. Cada capítulo de la ficción española es una montaña rusa de sentimientos, donde los personajes se encaminan entre traiciones, deseos ocultos y decisiones que modificarán el resto de sus vidas.

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Esta semana, la historia sigue desarrollándose: hay relaciones clandestinas, luchas por la custodia de Julia, negocios en peligro y perfumes que podrían salvar —o hundir— el futuro de la familia Merino.

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AMORES PROHIBIDOS Y UN RASTRO DE CELOS

'Sueños de Libertad': Raúl y Claudia dan rienda suelta a su pasión
Fuente: Atresmedia

Raúl y Claudia han traspasado una línea peligrosa en Sueños de Libertad y María no se quedará de brazos cruzados. La chispa entre el chófer y la joven ha desatado una tormenta de celos en María, que una vez pilló a Raúl y Claudia en un momento de compenetración y a la que se le ocurre solucionarlo por sí misma. Entre tanto, y luego de feroces celos por perder a Raúl, María lo va a buscar en su afán de recuperar sus clases de conducción con él aunque su verdadero deseo es tenerlo de nuevo.

El momento culminante acaba encontrándose en medio de la naturaleza y en un momento de pasión absoluta en el que es la boca la que habla y el lenguaje que no hace falta. Sin embargo, este acto de posesión puede tener fatales consecuencias. La joven María juega con fuego, entre otras cosas, porque Claudia no es una señora de rendirse con facilidad. Hacia otro lado, Pelayo se siente atormentado por su matrimonio con Marta: recuerda bien las advertencias de su madre.

«El remordimiento es un fantasma que no se ahuyenta con simples disculpas», parece que Pelayo está condenando a experimentar esta premisa cuando ya sea demasiado tarde. Sin embargo, los corazones en conflicto no pertenecen únicamente a los adultos. Teo, el niño al que Joaquín intenta criar con tanto esfuerzo, es la prueba de que la inestabilidad emocional no entiende de edades.

Los niños son «esponjas que absorben el dolor de los mayores, aunque nadie les explique el para qué» y su comportamiento rebelde hacia Julia, que no solo se manifiesta de forma verbal, sino también a través de acciones que su vida llena de brusquedades le han enseñado a desarrollar. Esto lo demuestra con el hecho de que habla con su madre y le cuentan, pocas horas después de haber hablado de las adversidades que han pasado juntos, que sigue llorando, aunque las heridas ya están cerradas.

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