Durante los meses de confinamiento descubrimos que estar rodeados de hormigón puede pasar factura a nuestra salud mental. Aquellos paseos por parques o la simple vista de un árbol se convirtieron en un bálsamo para el ánimo. Sentir el aire libre y el canto de los pájaros ayudó a muchos a desconectar del estrés acumulado.
Hoy sabemos que ese alivio no era solo sensación: el contacto con entornos verdes permite que nuestro cerebro descanse de la tensión diaria. Un pequeño paréntesis visual, como asomarse a un jardín o disfrutar de un balcón con plantas, puede traducirse en un nivel de bienestar sorprendente.
3Ver tres árboles desde casa

Imaginar que desde tu salón puedes observar tres árboles maduros puede parecer un capricho, pero ese simple gesto tiene impacto real en tu salud mentl. Ver vegetación alivia la tensión visual y ofrece un punto de anclaje para la mente, ayudando a reducir el estrés acumulado.
No se trata de una vista panorámica, sino de un contacto directo con formas y colores naturales. Un área verde cercana, un jardín comunitario o incluso un parterre urbano cumplen con creces este requisito. Esa imagen cotidiana actúa como pequeño oasis en medio del bullicio.