miércoles, 14 mayo 2025

Ni Musk ni Bezos podrán con Telefónica, Orange, Vodafone o Deutsche Telecom

Ni Elon Musk con su rede de satélites Starlink, ni Jeff Bezos con su proyecto Kuiper, que ya ha comenzado a surtir los cielos de satélites de órbita terrestre baja (LEO), reemplazarán a las redes móviles y fijas tradicionales. Las redes satelitales como las operadas por Starlink ofrecen oportunidades revolucionarias, pero es poco probable que dejen obsoletas las redes móviles terrestres. Las distintas tecnologías de las telecomunicaciones coexistirán, cada una desempeñando funciones distintas en el ecosistema de las comunicaciones.

Publicidad

Han sido los especialistas de la consultora de mercado de las telecos Strand Consult los que ha elaborado un exhaustivo informe sobre el papel de los satélites de órbita terrestre baja (LEO) en la industria de las telecomunicaciones, con el que examina «los avances en tecnología satelital, los desafíos para alcanzar la paridad de servicio con las redes terrestres y las implicaciones para la conectividad global».

Su conclusión es clara. Musk y Bezos no conseguirán convertir sus productos celestes en la única opción en materia de telecomunicaciones, a pesar de que con la divulgación de sus éxitos satelitales, parecen haber establecido la percepción de que la tecnología satelital es una solución universal a los desafíos de conectividad global. El satélite no va a acabar con las redes telecos terrestres. Las tecnologías van a coexistir y complementarse.

Ni Musk ni Bezos podrán con Telefónica, Orange, Vodafone o Deutsche Telecom
Jeef Bezos y Elon Musk. Fuente: Agencias

MUSK Y BEZOS: SATÉLITES PARA LLEGAR AL TELEFÓNO

Starlink, comercializado por SpaceX de Elon Musk, ha emergido como el líder. Con una red de casi 7.000 satélites en funcionamiento, más de 300 de segunda generación, que cuentan ya con capacidad de transmitir directamente a los móviles, sin que medie una antena. Sin embargo, esta posibilidad puede encontrarse con problemas regulatorios, y choques con Gobiernos y operadores locales (Telefónica, Orange, Deutsche Telecom…) porque Elon Musk, a través de SpaceX, no ha participado ni ganado licitaciones, ni paga por ninguna concesión de espectro.

Directamente los analistas indican que «su dependencia de espectro que los reguladores locales no han otorgado oficialmente puede crear tensiones con los gobiernos y los proveedores de telecomunicaciones locales. Starlink opera una red satelital global con miles de satélites que cubren áreas sin tener siempre acceso legal al espectro en el que brinda servicios». Supone un desafío par la telecomunicación por satélite, porque Musk tiene que conseguir en cada país la colaboración de los operadores tradicionales locales «que tienen los derechos de uso del espectro móvil de interés».

Musk puede encontrarse con problemas regulatorios, y choques con Gobiernos y operadores locales (Telefónica, Orange, Deutche Telecom…) porque SpaceX, con la que comercializa Starlink, no ha participado ni ganado licitaciones, ni paga por ninguna concesión de espectro

No obstante es de sobra conocida la audacia y agresividad comercial del hombre más rico del mundo, que con sus tecnologías innovadoras se ha colocado «a años luz de competidores en conectividad D2C como Kuiper de Amazon y OneWeb de Eutelsat«, Iridium NTN Direct con 66 satélites, AST SpaceMobile, que ha lanzado cinco satélites operativos y tiene planes de expandir su red con hasta 243 satélites, o Lynk Global, que ha desplegado satélites para brindar cobertura en áreas remotas pero asociándose con las operadoras telecos terrestres y obteniendo aprobación regulatoria.

También Geespace ha lanzado 30 satélites en China y planea expandirse a 72 para 2025 y la constelación Qianfan («Mil Velas») es otra iniciativa china que ya ha desplegado 54 satélites y quiere supera los 15 000 para 2030.

Kuiper de Amazon acaba de comenzar a lanzar satélites al espacio, aunque tiene planes para llegar a poner el órbita 3236 satélites LEO para proporcionar cobertura global de banda ancha. Así, desde Strand Consult con humor que «mientras Bezos aún está montando una hamburguesería, Musk ya gestiona un McDonald’s interestelar«.

CÓMO LLEGAR DEL SATÉLITE AL MÓVIL

Los consultores en su informe han señalado cuáles son los obstáculos tecnológicos que las redes de satélites LEO enfrentan para poder compararse en cuanto a servicio a las redes terrestres. En primer lugar, «deben superar una pérdida sustancial de trayectoria en el espacio libre y garantizar la conectividad de enlace ascendente desde dispositivos móviles de bajo consumo con antenas omnidireccionales.

Además, los móviles trasmiten a baja potencia «lo que hace muy difícil que las señales de enlace ascendente lleguen a los satélites en LEO a altitudes de 300 a 1.200 km, en particular si el dispositivo está en interiores», y estas señales móviles de enlace ascendente, si se juntan varios teléfonos en una misma zona de haz de satélite, las señales pueden superponerse creando interferencias.

le bajan los «humos» a Musk, porque por el momento, las redes satelitales van a seguir siendo «una solución complementaria a pequeña escala, en lugar de un reemplazo independiente de las redes móviles terrestres

Desde Strand Consult señalan también que se deben abordar «las limitaciones del ancho de banda y reutilizar eficientemente el espectro, minimizando al mismo tiempo la interferencia con las redes terrestres y otras redes satelitales», y los satélites tendrán que asumir diversas configuraciones de carga útil «para adaptarse a los requisitos del espectro regional, lo que aumenta la complejidad técnica y los gastos de implementación». A esto se une van a tener que compartir el espectro de manera dinámica y estrategias de mitigación de interferencias, «especialmente en áreas densamente pobladas, lo que limita la eficiencia y la capacidad de la cobertura».

También enfrentan obstáculos en el ámbito regulatorio, porque integrar los servicios de satélites D2C en los ecosistemas móviles existentes «es complejo». Según explican, los operadores satelitales deben compartir frecuencias ya asignadas a operadores móviles terrestres o asegurar espectro satelital dedicado.

Para ello deberán negociar con operadores terrestres como Telefónica, Orange, Vodafone o Deutsche Telecom, para poder usar las frecuencias que estos tienen con su correspondiente licencia, deben evitar interferencias entre sus redes de satélites y las telecomunicaciones terrestres, para lo que deberán desarrollar y firmar acuerdos «detallados y técnicas avanzadas de gestión del espectro»; en esto se une que tiene que lidiar con distintos y fragmentados marcos regulatorias en Europa, por ejemplo, donde cada país tiene sus propios requisitos para otorgar licencias de espectro. Por último, escalar a nivel global tiene una importante «carga administrativa y operativa» que incide directamente en la disminución de los beneficios económicos en regiones donde las redes terrestres ya reinan.

Los analistas concluyen que los negocios satelitales no lo van a tener fácil, porque los satélites LEO «ofrecen un alcance inigualable en zonas remotas y desatendidas, pero les cuesta igualar la capacidad, la fiabilidad y la baja latencia de las redes terrestres en entornos urbanos y suburbanos». Según señalan, la alta densidad de estaciones base en las redes terrestres les permite gestionar volúmenes de tráfico mucho mayores, especialmente para aplicaciones con uso intensivo de datos. Además, las restricciones regulatorias limitan y mucho la escalabilidad, y esto impide alcanzar una cobertura global fluida y aumenta las ineficiencias operativas y económicas.

Así que le bajan los «humos» a Musk, porque por el momento, las redes satelitales van a seguir siendo «una solución complementaria a pequeña escala, en lugar de un reemplazo independiente de las redes móviles terrestres«.


Publicidad