La imagen es cada vez más común. Cerca de algún restaurante de comida rápida, sea McDonald ‘s, KFC o Burger King, hay un grupo importante de repartidores, sobre todo migrantes, con las mochilas de Glovo esperando un pedido. Son los autónomos, o quienes alquilan las cuentas, que siguen registrados como tal en la plataforma, que todavía no han recibido un mensaje de la propia empresa ofreciéndoles un contrato directo y que, por algún motivo, desde la falta de confianza, el desacuerdo con las condiciones ofrecidas por estas o, directamente la falta de documentos legales, no han querido firmar un contrato con alguna de las flotas que se han acercado buscando fichar repartidores.
El problema para estos trabajadores es que se acerca una de las épocas más complicadas para su día a día: el verano. No es un secreto que las grandes ciudades se vacían en los meses de calor, en los que además el buen clima invita a quienes se quedan en ellas a salir a comer aprovechando las terrazas y otras opciones para comer al aire libre. En esa situación, los autónomos, han denunciado que a medida que se ha avanzado en los procesos de contratación tanto directa como a través de las flotas que se han acercado a los repartidores.
El miedo es que si ya esperan hasta tres horas entre un pedido y otro, estos autónomos tienen miedo de cuál puede ser su realidad en las épocas de baja demanda. En junio están contando con que el Mundial de Clubes mantenga a una parte de los usuarios de las plataformas de reparto frente a su televisor, en casa, pidiendo comida para acompañar los partidos, pero julio y agosto son meses en los que ya se plantean el tiempo que pueden estar esperando bajo el calor de una plaza. Es una realidad difícil de esconder, aunque poco a poco el problema debe aliviarse.
Es que desde Glovo esperan que su proceso de contratación haya terminado tras el verano, por lo que esta imagen debería reducirse en los próximos meses. Aun así, esto no resuelve todo el problema para el unicornio español, no sólo enfrentan una denuncia de unos 1200 repartidores, por lo que aseguran es una forma de despedir a los repartidores autónomos, señalando que si por los tribunales consideran que había una relación directa de laboralidad entre la plataforma y estos repartidores que ahora se quedan de lado la situación debería considerarse un despido y, por tanto, deberían recibir la compensación apropiada según la ley.
UN PROBLEMA QUE EMPEORA EN EL PROCESO DEL CAMBIO DE MODELO
Lo cierto es que esta situación no es una novedad para los repartidores de Glovo, simplemente ha empeorado. Para los autónomos estas épocas de poca demanda siempre han sido un problema, pues dependen de la facturación para sus ingresos a final de mes. En cualquier caso, esto no será un problema del mismo nivel para los contratados, que contarán al menos con un sueldo mínimo acorde a las horas por las que hayan firmado con la empresa que dirige Oscar Pierre o bien con las que dirigen las nuevas flotas.
En cualquier caso, la empresa sigue insistiendo en que, hasta el momento en que firmen su nuevo contrato, sea directo o tercerizado, se sigue tratando de autónomos. Es una posición que discuten desde sindicatos como la CGT y desde el Ministerio de Trabajo que dirigen Yolanda Díaz, pero también es la posición que la empresa de entregas ha mantenido desde que se aprobó la ley rider: Que sus repartidores siguen entrando en la categoría de autónomos, algo que han defendido en público, en privado e incluso en los tribunales, con diferentes resultados.
GLOVO SIGUE ACELERANDO SU PROCESO DE CONTRATACIÓN
En cualquier caso, mientras se mantienen los reclamos de los repartidores, y se extienden las quejas de sindicatos, Glovo sigue apurando los pasos para completar los procesos de contratación. Es un paso que les está costando unos 100 millones de euros, pero que consideran necesario para la estabilidad de la plataforma y para lograr lo que han descrito como ‘Paz Social’, es decir reducir la cantidad de casos que deben enfrentar en tribunales y que incluyen tanto una demanda por competencia desleal de parte de Just Eat o la denuncia de fiscalía contra su fundador y consejero delegado, Oscar Pierre.

Pasar esta página, aunque pase por un cambio de modelo importante, es un paso clave. Tienen la ventaja de mantener la popularidad en España y de tener acuerdo de exclusividad con varios locales de comida en el país. En cualquier caso, será importante seguir de cerca tanto la situación de los nuevos empleados, de la empresa y de su principal rival en el país, Uber Eats, que actualmente sigue trabajando con repartidores autónomos y que podría enfrentarse al mismo tipo de problemas legales que tuvo que enfrentar la empresa española.