El palacio de La Promesa se vuelve a transformar en un juego de intrigas, traiciones y amores ocultos en un capítulo que, sin lugar a dudas, mantendrá en suspense a sus espectadores. La verdad está escondida entre gestos calculados y miradas furtivas, pero Eugenia parece estar decidida a no dejarse engañar de nuevo.
Mientras Lope y Curro entran en un peligroso juego de apuestas y mentiras, el servicio hierve con conflictos no resueltos y Catalina sueña con un futuro que cuelga de un hilo. En el avance del capítulo 593, cada personaje peleará por sus metas, pero solo algunos conocen que el tiempo corre en contra.
1RIESGO Y TRAICIÓN EN LA PROMESA

Con Lope y Curro moviéndose por La Promesa, de alguna manera, como las piezas de un tablero de ajedrez, el movimiento inesperado de un tercer jugador podría hacer tambalear las normas de la misma partida. En el casino de Villalquino, su objetivo es buscar a Basilio, ese eslabón perdido por una tentativa de asesinato que aún pesa sobre el pequeño.
Y frente a ello, el apunte de que un acompañante ajeno a lo previsto y escogido por el azar se incorpora a su escueta comitiva; o, mejor dicho, ya lo hace, cumpliendo con el requisito de introducir una pequeña dosis adicional de vertiginoso sin sentido para llevar a cabo su plan. La pregunta no es simplemente la de que descubran, sino quién, además de ellos mismos, observará la escena ocurrida a sus espaldas.
El casino, el lugar donde no solo la corriente de circunspección de las palabras y el dinero va a la misma velocidad que la de los secretos, sino que también parece estar hecho para emboscar. La mirada vana, el hueso de las apuestas altas podría ser también un garabato en el tintero de cualquier enemigo que lo tiene todo bien medido.
Curro, al margen de su arrobo, pero cada vez más sagaz (consciente de que el día de mañana suprimir sus remordimientos tan variados como sus inclinaciones podría tener sentido), siente que la identificación no sabe encajarse, y uso de sus octavas, pero Lope no está de acuerdo con aquello. ¿Confiarán en él? O bien ellos mismos irán a la ruina o, ¿será él quien les lleve de la mano como una brújula utilizada por sus enemigos?
Por otro lado, Ángela se encuentra con el duelo de su propia angustia. La ayuda económica que le proporciona a Curro la delata: no le llega a ser del todo indiferente lo que pase con él; cada factura que ella sube con la suma de su dinero es un gesto mudo de devoción hacia su lado: no lo esconde, lo abiertan muestran.
Pero en la Promesa, los signos de cariño no se pierden y a alguien podría bastarle, en un momento dado, con obrar con esa debilidad que muestra su devoción a su amigo. Si Basilio avanza, si el dinero va a ella, ¿qué excusa podrá ofrecer para sacarlos a los dos a su juego? Lo que está en juego es mucho más, probablemente mayor que eso.