Llega ese momento del año en el que toca darles una última vuelta y pensar en cómo guardar los abrigos hasta que vuelvan las temperaturas bajas. Es curioso cómo unas prendas tan voluminosas pueden suponernos un verdadero quebradero de cabeza cuando el calor asoma. Sin embargo, existe un truco al alcance de cualquiera que facilita esta tarea de forma sorprendentemente sencilla y eficaz.
No hace falta invertir en armarios extra o contratar un trastero. Basta con organizarse un poco y contar con materiales muy básicos para que esos abrigos de paño, cuero o plumas permanezcan inmaculados, listos para volver a lucir en otoño sin haber perdido un ápice de su forma o suavidad.
6Guardar los abrigos en canapé o altillo

Una vez compactos, estos paquetes ultradelgads se convierten en compañeros perfectos para espacios reducidos. El canapé de la cama, los estantes más altos del armario o el altillo de casa se llenan sin problema gracias a la escasa anchura de las bolsas.
Así, al guardar los abrigos, podemos aprovechar zonas que antes estaban vedadas a las piezas de invierno, dejando libres cajones y barras para prendas de uso diario. El resultado es una vivienda más habitable y una organización que facilita encontrar rápidamente lo que necesitamos.