Llega ese momento del año en el que toca darles una última vuelta y pensar en cómo guardar los abrigos hasta que vuelvan las temperaturas bajas. Es curioso cómo unas prendas tan voluminosas pueden suponernos un verdadero quebradero de cabeza cuando el calor asoma. Sin embargo, existe un truco al alcance de cualquiera que facilita esta tarea de forma sorprendentemente sencilla y eficaz.
No hace falta invertir en armarios extra o contratar un trastero. Basta con organizarse un poco y contar con materiales muy básicos para que esos abrigos de paño, cuero o plumas permanezcan inmaculados, listos para volver a lucir en otoño sin haber perdido un ápice de su forma o suavidad.
5El paso de la aspiradora: reducir volumen

Con las bolsas cerradas correctamente, el siguiente paso es acoplar la manguera de la aspiradora al orificio de succión. En cuestión de segundos, el aire sale y la bolsa se convierte en un auténtico “sándwich” de abrigos.
Este sencillo gesto permite guardar los abrigos sin temor a deformarlos…además, es sorprendente cómo el mecanismo de vacío crea un sellado hermético que impide la entrada de polvo o humedad, garantizando que las prendas, al volver a desplegarse, luzcan tan frescas como el primer día.