Llega ese momento del año en el que toca darles una última vuelta y pensar en cómo guardar los abrigos hasta que vuelvan las temperaturas bajas. Es curioso cómo unas prendas tan voluminosas pueden suponernos un verdadero quebradero de cabeza cuando el calor asoma. Sin embargo, existe un truco al alcance de cualquiera que facilita esta tarea de forma sorprendentemente sencilla y eficaz.
No hace falta invertir en armarios extra o contratar un trastero. Basta con organizarse un poco y contar con materiales muy básicos para que esos abrigos de paño, cuero o plumas permanezcan inmaculados, listos para volver a lucir en otoño sin haber perdido un ápice de su forma o suavidad.
2La importancia de guardar los abrigos limpios

Antes de pensar en métodos de compresión, es fundamental que cada abrigo llegue al almacenamiento lo más limpio posible. Las manchas, los restos de comida o incluso el olor corporal residual pueden resultar en sorpresas desagradables al deshacer el nido de prendas meses después.
Al guardar los abrigos, lo ideal es revisarlos con detenimiento, pasarles un rodillo quitapelusas y, si es necesario, llevarlos a la tintorería o aplicar productos específicos para su tejido… De este modo evitamos los molestos olores y aseguramos que ninguna partícula o mancha arruine la prenda mientras está guardada.