lunes, 7 julio 2025

La DGT revela la multa más tonta que te pueden poner en ciudad: 100€ por no hacer esto

El asfalto de nuestras ciudades es un hervidero constante, un escenario donde la prisa y, seamos sinceros, cierto grado de despiste al volante, campan a sus anchas. En medio de este trajín diario, surgen normativas y sanciones que a veces nos pillan por sorpresa, haciéndonos arquear una ceja y preguntarnos si realmente era para tanto; sin embargo, la DGT no deja margen a la interpretación en sus reglamentos, buscando siempre, o eso dicen, la seguridad colectiva por encima de las conveniencias individuales. Hay una multa en particular, recurrente en el entorno urbano, que muchos tildan de nimia o incluso «tonta», pero cuya ausencia puede costar cien euros y, lo que es peor, provocar situaciones de riesgo innecesarias que podrían evitarse con un simple gesto.

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Hablamos, cómo no, de la sanción por no señalizar adecuadamente una maniobra mediante el uso de los intermitentes. Puede parecer una minucia, un detalle sin importancia en la compleja coreografía del tráfico, pero la realidad es tozuda y las estadísticas de siniestralidad no mienten cuando apuntan a la falta de comunicación entre conductores como una causa frecuente de incidentes. Cien euros pueden parecer un castigo desproporcionado por olvidar mover una pequeña palanca, pero es el precio que la normativa establece para recordarnos que conducir es un acto de comunicación y anticipación constante, no un viaje en solitario ajeno a quienes nos rodean. Esta sanción, aunque percibida como leve, subraya una responsabilidad fundamental al volante que a menudo pasamos por alto en la rutina diaria.

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CONDUCIR ES COMPARTIR: LA RESPONSABILIDAD DETRÁS DEL INDICADOR LUMINOSO

Fuente Pexels

Al ponernos al volante, no estamos solos. Compartimos un espacio limitado y potencialmente peligroso con multitud de personas, cada una con sus propios planes, prisas y niveles de atención. En este escenario compartido, la comunicación y el respeto mutuo son esenciales, y los intermitentes son una de las herramientas más básicas y efectivas para lograrlo; ignorar su uso es, en cierto modo, un acto de egoísmo vial, una decisión de no informar a los demás sobre nuestras intenciones, priorizando nuestra comodidad o despiste por encima de la seguridad colectiva que la DGT intenta salvaguardar. Conducir de forma responsable implica ser conscientes de nuestro entorno y actuar de manera predecible.

Quizás la multa de cien euros por no señalizar una maniobra nos siga pareciendo «tonta» o desproporcionada en el momento de recibirla, pero reflexionar sobre sus implicaciones nos lleva a una conclusión inevitable: es un recordatorio necesario de una responsabilidad fundamental. El simple parpadeo de una luz naranja es un pilar básico de la seguridad vial, un gesto mínimo con un impacto enorme en la prevención de accidentes; la próxima vez que giremos el volante o cambiemos de carril, recordemos que ese pequeño acto de comunicación es una muestra de civismo y respeto, contribuyendo activamente a un tráfico más fluido y seguro, tal y como persigue la normativa de la DGT y el sentido común.

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