martes, 13 mayo 2025

La OMS recomienda: Este es el tiempo máximo que debes estar al sol sin protección

Llega el buen tiempo y con él, esas ganas irrefrenables de buscar el calor del sol, de sentir sus rayos en la piel como si fueran una caricia largamente esperada. Pero cuidado, que esta relación tan apetecible tiene su letra pequeña, y es que la OMS lleva años insistiendo en que una exposición solar sin control puede acarrear serios problemas para nuestra salud, mucho más allá de la simple quemadura. Es un runrún constante en los mentideros científicos y dermatológicos, una advertencia que, aunque conocida, a menudo pasamos por alto en cuanto vemos aparecer los primeros días de primavera con esa luz que invita a despojarse de capas y entregarse al astro rey sin miramientos.

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No se trata de demonizar al sol, fuente indiscutible de vitamina D y de un estado de ánimo que tiende al alza con su presencia. Más bien, el quid de la cuestión radica en encontrar ese equilibrio dorado, esa dosis justa que nos permita disfrutar de sus beneficios sin pagar un peaje en forma de envejecimiento prematuro o, peor aún, de enfermedades cutáneas graves, y para ello es fundamental conocer las directrices que marcan los expertos. Entender cuánto tiempo podemos permitirnos ese placer sin barreras protectoras es clave, y no es una cifra mágica universal, sino una ecuación con variables tan importantes como el tipo de piel que tengamos y la intensidad de la radiación ultravioleta en cada momento, aspectos que la propia OMS considera cruciales.

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MÁS ALLÁ DEL TIEMPO: OTROS FACTORES QUE CUENTAN (Y MUCHO)

Fuente Pexels

No solo el IUV y el fototipo dictan sentencia en nuestra relación con el sol; hay otros elementos que pueden modificar significativamente la cantidad de radiación que recibimos. La altitud es uno de ellos, ya que a mayor altura, menor capa atmosférica filtra los rayos UV, incrementándose su intensidad aproximadamente un 10-12% por cada 1000 metros de ascenso. De igual manera, superficies como la nieve pueden reflejar hasta un 80% de la radiación UV, la arena un 15% y el agua un 10%, lo que significa que incluso bajo una sombrilla en la playa podemos estar recibiendo una dosis considerable.

La nubosidad también puede jugar malas pasadas, porque aunque las nubes densas y bajas bloquean una parte importante de la radiación, las nubes finas o dispersas pueden tener un efecto contrario, dispersando los rayos UV y aumentando la exposición de forma engañosa, haciéndonos bajar la guardia cuando deberíamos mantenerla alta. Además, la hora del día es crítica: evitar la franja entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando el sol está en su cénit, es una recomendación básica que la OMS y todos los dermatólogos suscriben sin fisuras.


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