martes, 13 mayo 2025

La OMS recomienda: Este es el tiempo máximo que debes estar al sol sin protección

Llega el buen tiempo y con él, esas ganas irrefrenables de buscar el calor del sol, de sentir sus rayos en la piel como si fueran una caricia largamente esperada. Pero cuidado, que esta relación tan apetecible tiene su letra pequeña, y es que la OMS lleva años insistiendo en que una exposición solar sin control puede acarrear serios problemas para nuestra salud, mucho más allá de la simple quemadura. Es un runrún constante en los mentideros científicos y dermatológicos, una advertencia que, aunque conocida, a menudo pasamos por alto en cuanto vemos aparecer los primeros días de primavera con esa luz que invita a despojarse de capas y entregarse al astro rey sin miramientos.

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No se trata de demonizar al sol, fuente indiscutible de vitamina D y de un estado de ánimo que tiende al alza con su presencia. Más bien, el quid de la cuestión radica en encontrar ese equilibrio dorado, esa dosis justa que nos permita disfrutar de sus beneficios sin pagar un peaje en forma de envejecimiento prematuro o, peor aún, de enfermedades cutáneas graves, y para ello es fundamental conocer las directrices que marcan los expertos. Entender cuánto tiempo podemos permitirnos ese placer sin barreras protectoras es clave, y no es una cifra mágica universal, sino una ecuación con variables tan importantes como el tipo de piel que tengamos y la intensidad de la radiación ultravioleta en cada momento, aspectos que la propia OMS considera cruciales.

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FOTOTIPOS DE PIEL: NO TODOS SOMOS IGUALES BAJO EL SOL

Fuente Pexels

Otro factor determinante en esta ecuación solar es nuestro fototipo de piel, esa clasificación dermatológica que nos agrupa según la capacidad de nuestra dermis para asimilar la radiación solar y su tendencia a broncearse o quemarse. La escala de Fitzpatrick, la más utilizada, distingue seis fototipos, desde el I, característico de personas muy pálidas, con pelo rubio o pelirrojo y ojos claros, que se queman siempre y nunca se broncean, hasta el VI, propio de pieles muy oscuras o negras, que raramente se queman y se broncean intensamente. La OMS reconoce implícitamente esta diversidad al hablar de la vulnerabilidad diferencial de las poblaciones.

Entender a qué grupo pertenecemos es fundamental, pues el tiempo de exposición segura sin protección varía drásticamente de uno a otro. Una persona con fototipo I o II, por ejemplo, podría empezar a sufrir los efectos nocivos del sol en cuestión de muy pocos minutos bajo un IUV moderado o alto, mientras que alguien con fototipo IV o V dispone de un margen algo mayor, aunque nunca ilimitado ni exento de riesgos a largo plazo. Esta autoconciencia cutánea es una herramienta de prevención de primer orden, tan importante como el propio protector solar.


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