lunes, 12 mayo 2025

Cayetano Rivera protagoniza un nuevo escándalo: las pruebas que demuestran su drama familiar

Cayetano Rivera, uno de los nombres más reconocidos de la tauromaquia contemporánea, se despidió para siempre de los ruedos en una jornada histórica en la Real Maestranza de Sevilla. Lo que debía haber sido un día de emoción compartida entre hermanos y de celebración por una trayectoria que abarca más de dos décadas, se convirtió también en el escenario perfecto para confirmar lo que muchos ya sospechaban: la relación entre Cayetano y su hermano Francisco Rivera está, hoy por hoy, más deteriorada que nunca. La ausencia de Francisco en una tarde tan señalada, en una plaza donde la familia ha forjado buena parte de su leyenda, no pasó desapercibida ni para la prensa ni para los cientos de asistentes atentos a cada gesto. Nadie lo vio en el tendido, ni en los palcos, ni siquiera entre bambalinas, y en un entorno donde resulta prácticamente imposible no ser identificado, su falta fue interpretada por todos como una señal inequívoca de que la distancia entre los dos hermanos es profunda y quizá irreparable.

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Los problemas de la familia Rivera

Quienes sí estuvieron presentes no dudaron en mostrar su apoyo a Cayetano, convertido en protagonista absoluto de una jornada que combinó la nostalgia de la despedida con la inevitable exposición pública de un drama familiar que lleva años gestándose. Entre los rostros más cercanos, destacó la presencia de Cayetana Rivera, hija de Francisco y sobrina del homenajeado. Acompañada por su pareja, Manuel Vega, no dudó en acompañar a su tío en este cierre de ciclo profesional. En el burladero también se encontraba Kiko Rivera, medio hermano de Cayetano e hijo de Isabel Pantoja, quien ha optado por un perfil más discreto en los últimos tiempos y evitó pronunciarse ante los medios, aunque su sola presencia fue más que elocuente. La postura de Kiko, apostado junto a Cayetano, refuerza la idea de que las lealtades dentro de la familia se han redefinido con el paso del tiempo, y que las viejas alianzas se han resquebrajado para dar lugar a nuevas afinidades que van más allá del apellido común.

El distanciamiento entre los hermanos Rivera no es nuevo, pero la tarde en La Maestranza sirvió como confirmación pública de una ruptura que ha ido profundizándose con los años. Desde pequeños desacuerdos profesionales hasta verdaderas afrentas personales, la historia entre Francisco y Cayetano está jalonada por episodios que han minado su vínculo. Uno de los más recordados ocurrió hace unos años, durante una edición de la tradicional Corrida Goyesca de Ronda. Francisco, responsable de la organización del evento, no incluyó a su hermano en los carteles, lo que generó un notable malestar en el entorno de Cayetano y fue interpretado por muchos como un gesto de desprecio. Aquel desencuentro no fue un hecho aislado, sino el reflejo de tensiones acumuladas que se remontan a su infancia compartida y a la compleja historia de la familia Rivera Ordóñez, marcada por la tragedia, la fama y las herencias emocionales no resueltas.

En este contexto, el silencio de Francisco resulta ensordecedor. Ni un mensaje público, ni una fotografía discreta en los tendidos, ni siquiera una declaración protocolaria para despedir a su hermano del toreo. En un mundo donde los gestos lo son todo, su ausencia habla más que cualquier palabra. Algunos se preguntan si llegó a estar presente pero de forma anónima, sin dejarse ver. Pero tratándose de alguien tan mediático y con una historia tan íntimamente ligada a la Maestranza, esta posibilidad se antoja improbable. La imagen de Francisco Rivera desaparecido en una plaza que ha sido como un segundo hogar para los suyos remite inevitablemente a un conflicto de fondo que ninguna reconciliación pública ha podido apaciguar.

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