Comprar un coche nuevo hoy en día no es precisamente una decisión fácil. Y menos si hablamos de un coche eléctrico. Lo que parecía ser el futuro prometedor de la automoción ha tropezado con una realidad mucho más compleja: precios elevados, escasez de puntos de carga y una demanda que simplemente no despega. Pero donde unos ven problemas, otros ven oportunidades. Y ahí es donde entra el truco del que ha hablado la OCU.
Aunque hace unos años se auguraba una explosión de ventas de vehículos eléctricos, lo cierto es que las cifras actuales distan mucho de ese escenario ideal. En España, por ejemplo, ni siquiera alcanzan el 1 % del parque móvil. Y eso ha traído consecuencias inesperadas, entre ellas una caída vertiginosa en el valor de los coches eléctricos de segunda mano.
1El frenazo inesperado del coche eléctrico

Hace solo cinco años, la idea de tener un eléctrico en el garaje parecía casi una obligación moral. Se hablaba de ahorro, de sostenibilidad, de acceso libre al centro de las ciudades… Pero la realidad ha sido más tozuda.
Hoy, comprar un coche eléctrico nuevo sigue siendo, para mucohs, un lujo fuera de su alcance. Y, como consecuencia, tanto concesionarios como empresas de renting están lidiando con un exceso de stock que ya no es tan fácil mover.