Llega el anhelado verano, esa época del año en que la mente vuela hacia playas soleadas, montañas frescas o ciudades por descubrir, un tiempo para recargar pilas y escapar de la rutina. Sin embargo, esta ilusión puede verse empañada si no estamos alerta, ya que la OCU constantemente nos recuerda que los timadores también hacen su agosto aprovechando nuestro deseo de descanso y nuestra bajada de guardia natural cuando pensamos en vacaciones. Es un clásico, como el gazpacho en julio, pero mucho menos refrescante.
Los engaños vacacionales se han sofisticado enormemente, y ya no basta con el sentido común para esquivarlos, porque los métodos son cada vez más pulidos y convincentes. Desde ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad, hasta complejos entramados digitales diseñados para cazar incautos, los ciberdelincuentes y estafadores tradicionales han afinado sus técnicas, convirtiendo el sueño de unas vacaciones perfectas en una auténtica pesadilla para muchos desprevenidos. Por ello, contar con información fiable y actualizada se convierte en nuestro mejor salvavidas antes de zarpar hacia la aventura estival.
1EL CHOLLO INMOBILIARIO QUE HUELE A QUEMADO: ALQUILERES FANTASMA Y LA LUPA DE LA OCU

Uno de los fraudes más extendidos, y que más quebraderos de cabeza provoca cada temporada, es el de los alquileres vacacionales inexistentes o que no se corresponden en absoluto con lo anunciado. Los timadores publican anuncios con fotografías espectaculares, precios irrisorios y ubicaciones de ensueño, solicitando un adelanto o la totalidad del pago para asegurar una reserva que, lamentablemente, nunca se materializará o resultará ser un cuchitril indigno, una situación que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto el foco en repetidas ocasiones. La picaresca, en estos casos, alcanza cotas alarmantes, dejando a familias enteras en la estacada al llegar a su supuesto destino.
La clave para no caer en esta trampa, según las recomendaciones que frecuentemente emite la OCU, reside en la desconfianza ante las gangas inverosímiles y en la verificación exhaustiva de cada detalle. Es fundamental comprobar la existencia real del inmueble, buscar reseñas de otros usuarios en diferentes plataformas, y, si es posible, utilizar plataformas de pago seguras que ofrezcan protección al comprador, evitando siempre las transferencias directas a particulares desconocidos o a través de métodos no rastreables. Un poco de investigación previa puede ahorrar muchos disgustos y dinero, garantizando que el único sobresalto sea el precio de una caña en primera línea de playa.