El auge de los patinetes eléctricos ha transformado el paisaje urbano de nuestras ciudades, ofreciendo una alternativa de movilidad ágil y, en teoría, sostenible. Sin embargo, esta nueva realidad ha traído consigo un incremento notable de situaciones de riesgo y un cierto caos normativo que la Dirección General de Tráfico, conocida por todos como la DGT, ha tenido que empezar a poner en orden para garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía pública. La convivencia entre estos Vehículos de Movilidad Personal (VMP) y el resto de actores del tráfico, desde peatones hasta automóviles, se ha convertido en un desafío que requiere normas claras y sanciones disuasorias para quienes las incumplen.
Y es que, entre el maremágnum de ordenanzas municipales y las directrices estatales, hay una cifra que resuena con especial contundencia en los oídos de los usuarios de patinetes: la multa de 1000 euros. No se trata de una exageración ni de un farol para asustar al personal; esta sanción es muy real y se aplica en casos específicos que la DGT considera de extrema gravedad, equiparando la irresponsabilidad al manillar de un VMP con la de conducir otros vehículos bajo ciertas circunstancias. Comprender a fondo cuándo y por qué se puede llegar a esta penalización máxima, así como el resto de la normativa aplicable, es fundamental para evitar sustos económicos y, lo que es más importante, para contribuir a una circulación más segura y respetuosa en nuestras calles.
1EL MARTILLAZO DE LOS MIL EUROS: CUANDO LA DGT SE PONE SERIA DE VERDAD

La pregunta que muchos se hacen, y con razón, es qué tipo de comportamiento puede llevar a desembolsar la friolera de mil euros por una infracción cometida sobre un patinete eléctrico. Pues bien, la respuesta nos lleva directamente a dos viejos conocidos de la siniestralidad vial: el consumo de alcohol por encima de las tasas permitidas y la presencia de drogas en el organismo del conductor. La DGT ha equiparado estas conductas en los usuarios de VMP a las de los conductores de vehículos a motor, estableciendo una sanción idéntica para reflejar la gravedad del riesgo que suponen, no solo para el propio conductor del patinete, sino para el resto de personas que comparten la vía.
Superar la tasa de alcohol de 0,25 miligramos por litro en aire espirado, o 0,15 mg/l para los menores de edad, o dar positivo en el test de detección de drogas, implica automáticamente la imposición de esta multa de 1000 euros. Pero la cosa no queda ahí, ya que, además de la sanción económica, los agentes de la autoridad procederán a la inmovilización inmediata del patinete eléctrico, impidiendo que el infractor pueda continuar su marcha hasta que desaparezca la causa de la infracción o una persona habilitada se haga cargo del vehículo. Esta medida busca cortar de raíz el peligro y enviar un mensaje claro sobre la tolerancia cero con estas conductas.