El último episodio de Valle Salvaje mantendrá a los telespectadores con una presión en el pecho: Leonardo se ha evaporado y su ausencia amenaza con rascar secretos que muchas personas preferirían que se mantuvieran guardados en el fondo de un baúl; en un lugar donde las apariencias lo son todo, la misteriosa desaparición del joven no es sólo un drama particular, sino que un dispositivo de tiempo para los Gálvez de Aguirre.
La intriga se intensifica con preguntas que no tienen respuesta. ¿Qué decían esas cartas anónimas que llegó a recibir Leonardo un par de horas antes de su desaparición? ¿Es que fue un accidente, una huida voluntaria o algo más siniestro? Mientras, la familia busca las respuestas que se han escondido en silencio, otros personajes aprovechan la situación para desarrollar sus propias historias y demostrando que en Valle Salvaje, cada comportamiento consiguen esconder un cálculo.
1LA BÚSQUEDA DE LEONARDO

La casa de Valle Salvaje se ha convertido en un bullicio de rumores, pero nadie se atreve a alzar la voz. Los Gálvez de Aguirre saben que si esto llega a los oídos del padre de José Luis, las consecuencias serán nefastas. «No podemos permitir que esto llegue a la corte», murmura José Luis entre dientes mientras ordena a los sirvientes que abran cada rincón sin que el revuelo llegue a armarse.
A la vez, la visita de los Condes de Castromayor agrega presión. Se suceden las escenas de elegancia, que van enmarcadas por el susto contenido de la familia. Alejo, en particular, está más inquieto de lo habitual. Las suspicacias de Luisa acerca de la criada lo tienen en un hilo ahora y, a la vez, teme que la noticia de la desaparición de Leonardo, como la peste, haga la saliva por su propia información. «Si Isabel sabe algo, esto puede acabar muy mal para mí», dice para sus adentros, mientras trata de encontrar a la joven para poder indagar un poco.
En los establos, Atanasio intenta aprovechar el ciclo del desastre que va a sacudirse en toda la historia con una reunión a solas con Matilde, la cual le grita ciertas cosas sobre papeles escondidos para chantajear a José Luis, aunque la otra le hace dar marcha atrás: «Si ese tío se entera de que estás de tras de todo esto, no habrá agujero en España en el que puedas ocultarte»; pero Atanasio, con los ojos resplandecientes por la forma «más dura» de plantear la situación que él considera.
Al mismo tiempo, en el jardín, Úrsula se encuentra con Rafael cerca del estanque. Él intenta escapar (distanciándose de ella en unas primeras y algunas segundas instancias); pero ella le agarra del brazo con fuerza: «No puedes seguir aguantando con esto por tu cuenta. ¿Acaso no ves que todos estamos metidos en lo mismo?», y Rafael solo la mira, con desesperación contenida, como si estuviera luchando entre lo de confesar alguna cosa, y lo de seguir tumbado esperando la muerte o el desvanecimiento.