La mantequilla, ese básico que no suele dar pie a debate en la cesta de la compra, ha dejado de ser un producto anodino para convertirse en protagonista. Lo usamos sin pensar: untada en la tostada, fundida en la sartén, escondida en masas, bizcochos o salsas. Pero no todas las mantequillas son iguales, y lo que dice la OCU al respecto cambia las reglas del juego por completo.
Desde hace años, existe cierta preocupación por el contenido graso de este alimento. Sin embargo, ahora la conversación va mucho más allá. No se trata solo de si engorda o no. La clave está en su composición, su proceso de elaboración y su origen. Y ahí es donde el informe de la OCU aporta luz.
7Mantequilla sí, pero con cabeza

Que la mantequilla tenga beneficios no significa que debamos comerla a cucharadas. Es un producto natural, sí. Tiene vitaminas como la A y la D, también. Pero no deja de tener colesterol y grasas saturadas que, en exceso, pueden afectar al corazón.
Por eso, lo más inteligente es usarla con moderaión. Un poco para el desayuno. Un toque en una receta especial. No tiene sentido eliminarla de la dieta, pero tampoco convertirla en la protagonista diaria.