La mantequilla, ese básico que no suele dar pie a debate en la cesta de la compra, ha dejado de ser un producto anodino para convertirse en protagonista. Lo usamos sin pensar: untada en la tostada, fundida en la sartén, escondida en masas, bizcochos o salsas. Pero no todas las mantequillas son iguales, y lo que dice la OCU al respecto cambia las reglas del juego por completo.
Desde hace años, existe cierta preocupación por el contenido graso de este alimento. Sin embargo, ahora la conversación va mucho más allá. No se trata solo de si engorda o no. La clave está en su composición, su proceso de elaboración y su origen. Y ahí es donde el informe de la OCU aporta luz.
5Qué debe tener una buena mantequilla

Según la OCU, hay algo muy simple que se puede hacer para saber si una mantequilla merece la pena: leer la etiqueta. Si ves más de dos ingredientes, mala señal. Lo ideal es que solo tenga nata o crema de leche, y como mucho un poco de sal. Nada más…
Además, debe superar el 80% de contenido graso. No porque necesitemos más grasa, sino porque es lo que asegura que no está cortada con aceites vegetales u otros añadidos que bajan su calidad.