La mantequilla, ese básico que no suele dar pie a debate en la cesta de la compra, ha dejado de ser un producto anodino para convertirse en protagonista. Lo usamos sin pensar: untada en la tostada, fundida en la sartén, escondida en masas, bizcochos o salsas. Pero no todas las mantequillas son iguales, y lo que dice la OCU al respecto cambia las reglas del juego por completo.
Desde hace años, existe cierta preocupación por el contenido graso de este alimento. Sin embargo, ahora la conversación va mucho más allá. No se trata solo de si engorda o no. La clave está en su composición, su proceso de elaboración y su origen. Y ahí es donde el informe de la OCU aporta luz.
4No te fíes de la palabra “light”

Uno de los grandes mitos que el informe de la OCU desmonta tiene que ver con las mantequillas light. Muchos creen que al tener menos grasa son automáticamente más sanas. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que, para imitar la textura y el sabor de la versión original, suelen llevar una lista bastante larga de aditivos que no aportan nada bueno…
Peor aún: muchas de ellas siguen puntuando bajo en el NutriScore. Entre D y E. Eso nos dice que el cambio es más estético que real.