viernes, 9 mayo 2025

La falta de editores de izquierdas genera la cojera ideológica de la prensa española

Iñaki Gabilondo le decía hace unos días a Nacho Escolar que no faltan periodistas, sino «editores». Progresistas, le faltó añadir. Y es que los medios con una clara vocación izquierdista, influyentes y sólidos a nivel empresarial, se cuentan con menos de los dedos de una mano. O quizá con un solo dedo: los de Prisa, hasta que su presidente Joseph Oughourlian quiera, y eldiario.es.

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Si la izquierda pierde las elecciones generales de 2027, algo altamente probable, se iniciará un invierno mediático muy hostil para las ideas progresistas. Especialmente porque, tras el cierre de las urnas, se alinearán con la derecha el Grupo Prisa (liderado por Oughourlian, que decía apoyar a la izquierda porque había menos medios que lo hicieran), RTVE, Telefónica y el Grupo Godó.

¿Y el resto? eldiario.es y una colección de encomiables proyectos digitales que no alcanzan al gran público: Público, Infolibre, La Marea, El Salto, Ctxt, la televisión Canal Red, o el pódcast ‘Carne Cruda’.

Existe otro factor: la mayoría de digitales progresistas no reciben ni un solo céntimo publicitario del Ibex35, lo cual dificulta que nazcan proyectos o lo que existen salgan del amateurismo.

SIN POLANCO NO HAY PARAÍSO

Desde la muerte de Jesús de Polanco en 2007, fundador del Grupo Prisa y figura clave del periodismo progresista en España, se ha abierto un vacío notable en el panorama editorial del país. Aunque sobreviven medios con orientación de izquierdas, la falta de editores con una visión ideológica clara y con poder real para influir en la agenda pública desde una perspectiva progresista es cada vez más evidente. Este fenómeno plantea una pregunta fundamental: ¿por qué la izquierda ha perdido su peso editorial en España?

Durante las décadas de la Transición y hasta bien entrado el siglo XXI, un hombre que se hizo rico durante el franquismo y que tenía pocas ideas de izquierdas, Jesús de Polanco, supo combinar una vocación empresarial con un compromiso inequívoco con los valores democráticos y sociales.

EL PAÍS, FARO DURANTE CASI MEDIO SIGLO PARA LA IZQUIERDA ESPAÑOLA

El País, fundado en 1976, fue durante años el diario de referencia para amplios sectores de la izquierda institucional, la intelectualidad progresista y una parte significativa de la sociedad civil. Pero, tras su muerte, el Grupo Prisa entró en una etapa de crisis financiera que, por decisión de Juan Luis Cebrián, diluyó su identidad editorial.

La empresa editora de la Cadena SER y El País ha recuperado su línea editorial tradicional en los últimos años, pero la misma se encuentra en peligro por el combate librado entre Oughourlian (que se queja ahora de las injerencias ideológicas tras haberlas disfrutado durante años) y José Miguel Contreras (que tuvo la torpeza que intentar que Prisa lanzase una televisión progubernamental, posiblemente marginal y deficitaria, en contra del criterio primer accionista del grupo)

Oughourlian Merca2.es
Joseph Oughourlian. Foto: Prisa.

La derecha mediática, focalizada en Madrid y repleta de «liberales con truco», ha logrado articular un ecosistema ruidoso, cohesionado y rentable. El ejército antisanchista comparte una narrativa ideológica, se apoya mutuamente y cuenta con controvertidas figuras editoriales que marcan agenda con claridad: desde insultadores como Federico Jiménez Losantos hasta provocadores profesionales como Vito Quiles.

La izquierda, en cambio, parece desorientada. A ello contribuye la ola reaccionaria global liderada por Donald Trump y también el péndulo español, que está girando a la derecha después de varios años de poder progresista. Existen proyectos periodísticos independientes como eldiario.es, Ctxt, Público o La Marea, que mantienen una línea editorial progresista, pero su capacidad de penetración y de influencia estructural es limitada.

SIN MÚSCULO ECONÓMICO PARA ALCANZAR LAS GRANDES AUDIENCIAS

Estos medios, a menudo financiados por suscriptores y alejados de los grandes grupos empresariales, carecen del músculo económico necesario para competir con las grandes cabeceras. Además, la falta de un liderazgo fuerte y carismático, como lo fue en su día Polanco, impide articular un proyecto mediático de izquierdas que sea hegemónico o, al menos, competitivo. La ausencia de editores de izquierdas, si es que alguna vez los hubo, provoca una gran cojera en el ecosistema mediático español.

La mayoría de medios de información generalista editados en Madrid tienen una línea editorial conservadora en lo político y muy liberal en lo económico.


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