El mundo de Valle Salvaje no deja de asombrarnos. Cada secuencia es un polvorín a punto de estallar, y más les valdría la pena recordar que el episodio de este jueves 8 de mayo será uno de los más intensos hasta el momento. La llegada de los Condes de Castromayor contagia los aires de la hacienda con una tensión insoportable.
Victoria, en su zona de confort, se prepara para brillar, pero Mercedes acecha desde un rincón, lista para asestar el golpe mortal. Es en esta coyuntura donde este, el anhelado camino a los secretos que se guardan bajo mil llaves, aparece de pronto ensombrecido. Por otro lado, las relaciones ocultas podrían pagar un precio demasiado alto.
2UN AMOR BAJO SOSPECHA EN VALLE SALVAJE

Luisa es consciente de que cualquier encuentro con Alejo es un franco peligro en Valle Salvaje. A pesar de lo que él dice, de que no hay nada que temer, ella se da cuenta de las miradas de los demás criados, de los murmullos que se acallan a su entrada en las estancias que comparte, del amor de Valle Salvaje, que es un lujo reservado a muy pocos. Y ahora, más todavía que antes, porque Isabel le ha dado la voz de alarma, la presión es insoportable.
Alejo, no obstante, abundando en la toma de riesgos, se deja ver en lugares donde no puede aparecer, busca su mirada a través de la convención durante las reuniones de familia. ¿Es valentía o es imprudencia? La conversación que escucha entre Rafael y Úrsula le pone los pelos de punta. No entiende del todo de qué hablan, pero «herencias», «mentiras» y «lo que Pilara escondía» se pronuncian, entrecuñadas, en la conversación.
Luisa tiene sus dudas. Se plantea si debería hablar con Alejo de algo, pero teme que la relación entre ellos ya los haya puesto en lo suficientemente peligro. Además, hay algo en cómo mira Úrsula a Rafael… esa complicidad que no parece encajar con la imagen pública de ambos. Lo que le acaba de dar el empujón es una carta anónima. Un papel arrugado que aparece bajo la almohada: «Deja de salir con Alejo, o pagarás las consecuencias.
Sin firma, Luisa no la necesita para darse cuenta de que lo que lee es verdad. Ahora elige: dejarse llevar por lo que siente y asumir el riesgo, o cortar de raíz lo que siente para sobrevivir. Alejo se entera y se enfada. «¿Vamos a dejar que unas cobardes anónimas decidan por nosotros?», le grita. Pero Luisa ya no cree en nada. ¿Está dispuesta a perderlo todo por su amor?