Una cosa está clara: cuando el sol aprieta, no basta con cualquier gafa. Y no solo por cuestión de estilo. La OCU lleva tiempo advirtiendo que unas gafas baratas, si no cumplen los mínimos de calidad, pueden acabar dañando tus ojos más que si no llevaras nada. Por eso, conviene mirar más allá del diseño y fijarse en lo que de verdad importa.
No se trata solo de pagar poco, sino de que ese gasto tenga sentido. ¿Qué significa que una gafa “protege”? ¿Por qué hay modelos que cuestan una fortuna y otros que no llegan ni a los diez euros? La OCU responde: lo fundamental es saber leer las etiquetas, entender qué materiales nos están ofreciendo y, sobre todo, verificar que tienen el filtro UV adecuado.
8¿Y si hago deporte?

Aquí es aún más importante elegir bien. Gafas como las PUKCLAR o las Perfectmiaoxuan están pensadas para aguantar el movimiento, el sudor y los cambios de luz. Tienen sujeciones firmes, materiales resistentes y lentes que no se rayan a la primera caída. La OCU las ha includo entre las mejores para deporte, y no es casualidad.
Si sales a correr, vas en bici o haces senderismo, llevar gafas adaptadas puede marcar la diferencia entre un paseo agradable o estar todo el rato recolocándotelas. Y lo mejor es que no son caras. La OCU recomienda mirar packs como el de Ollrynns, que ofrece dos pares por muy poco dinero.