Una cosa está clara: cuando el sol aprieta, no basta con cualquier gafa. Y no solo por cuestión de estilo. La OCU lleva tiempo advirtiendo que unas gafas baratas, si no cumplen los mínimos de calidad, pueden acabar dañando tus ojos más que si no llevaras nada. Por eso, conviene mirar más allá del diseño y fijarse en lo que de verdad importa.
No se trata solo de pagar poco, sino de que ese gasto tenga sentido. ¿Qué significa que una gafa “protege”? ¿Por qué hay modelos que cuestan una fortuna y otros que no llegan ni a los diez euros? La OCU responde: lo fundamental es saber leer las etiquetas, entender qué materiales nos están ofreciendo y, sobre todo, verificar que tienen el filtro UV adecuado.
6Gafas bonitas hay muchas, buenas no tantas

Puede parecer que todas las gafas cumplen con su función, pero basta una tarde en el sol para notar la diferencia entre unas buenas y unas mediocres. Las lentes malas distorsionan los colores, cansan la vista y hasta pueden dejarte con dolor de cabeza. Por eso, la OCU insiste tanto en que lo primero es la protección y luego, si eso, el diseño.
Claro que también se pueden tener ambas cosas. Modelos cmo los de SUNGAIT o Ray-Ban Erika, según la OCU, combinan estética con eficacia. Y no hace falta gastar una fortuna: muchas de las mejores gafas calidad-precio del mercado están por debajo de los 50 euros.