jueves, 8 mayo 2025

Fuertes palabras de Gabriela Guillén tras ser acusada de morosa: «Hay que esperar»

La empresaria y esteticista Gabriela Guillén atraviesa uno de los momentos más incómodos de su vida personal y profesional tras verse envuelta en un conflicto con su antigua compañía telefónica. La paraguaya, conocida en la prensa del corazón por su relación con Bertín Osborne y por su firme voluntad de mantener una imagen discreta y trabajadora, ha hecho público su profundo malestar después de verse inesperadamente incluida en una lista de morosos, una situación que, según asegura, le ha supuesto importantes perjuicios. Todo comenzó hace casi dos meses, cuando tomó la decisión de abandonar Vodafone, la operadora con la que había estado vinculada durante más de una década, para pasarse a Movistar. Lo que parecía un simple trámite se convirtió en una auténtica pesadilla burocrática que ha terminado por enfadarla visiblemente.

Publicidad

1
Gabriela Guillén ha roto su silencio

Gabriela no ha tenido reparo en contar su versión de los hechos para tratar de aclarar su posición ante quienes la acusan de haber incumplido sus obligaciones contractuales. Después de diez años con Vodafone, creyó haber cumplido sobradamente cualquier compromiso de permanencia y consideró que no tenía deuda pendiente alguna. Por eso le sorprendió recibir semanas después una factura de 280 euros, una cantidad que la compañía le exigía por, supuestamente, haber roto unilateralmente el contrato antes del plazo estipulado. “Rechacé ese pago porque no estaba conforme al considerar que después de diez años no tenía más permanencia. Ya había pagado mi teléfono y no debía nada”, ha relatado, dejando claro que su negativa inicial no respondía a una voluntad de incumplir, sino a una convicción de que esa cantidad no correspondía.

Sin embargo, su situación dio un giro mucho más grave cuando, al acudir al banco a solicitar un préstamo para cubrir ciertos gastos vinculados tanto a su empresa como a su vivienda, recibió una negativa rotunda. Fue en ese momento cuando descubrió que había sido incluida en un registro de morosos, una base de datos que, según ha denunciado, no le fue notificada en tiempo y forma, y que ahora le está cerrando puertas en diversos ámbitos. “No me creía lo que me estaban diciendo. Tenía una disputa con la compañía de teléfono pero que por esa situación me metieran en una lista donde me niegan préstamos, ayudas o incluso poder alquilar un piso si tuviera necesidad me parecía fuera de la lógica”, ha lamentado.

La empresaria no ha podido disimular su enfado, un enfado que no tiene tanto que ver con el dinero como con el daño que se le ha provocado a su imagen y su solvencia financiera. Lejos de continuar peleando legalmente contra Vodafone, tomó una decisión pragmática: abonar los 280 euros que le reclamaban, aun a sabiendas de que no estaba de acuerdo con ese importe, solo para intentar cerrar el episodio cuanto antes. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando, tras haber saldado la deuda, le informaron de que su nombre no desaparecería automáticamente del listado de morosos. “Como entendí que el proceso con Vodafone iba a ser largo y tedioso, al final opté por pagarles lo que reclamaban, a pesar de no estar conforme, y ahora me dicen que hay que esperar unos meses para muchos salir de esa lista”, asegura indignada.

Atrás

Publicidad