Parecía la solución definitiva para mantener el suelo impoluto sin mover un dedo, una maravilla tecnológica que prometía liberarnos de una de las tareas domésticas más tediosas. Sin embargo, la creciente sofisticación de estos aparatos plantea una pregunta inquietante: ¿hasta qué punto es este eficiente robot un simple electrodoméstico y no un espía con ruedas en nuestro propio hogar?
La comodidad tiene un precio, y en este caso podría ser nuestra privacidad más íntima, ya que muchos de estos dispositivos no solo mapean la distribución de nuestras habitaciones, sino que también pueden estar equipados con cámaras y micrófonos. Lo que comienza como un mapeo para una limpieza eficiente podría convertirse en una recopilación de datos mucho más extensa y personal de lo que imaginamos, transformando a nuestro ayudante del hogar en un potencial fisgón.
4SECRETOS A VOCES: ¿CON QUIÉN COMPARTE TU ROBOT LOS DATOS DE TU HOGAR?

Los términos y condiciones, ese texto farragoso que casi nadie lee con detenimiento antes de aceptar, suelen esconder las claves sobre el destino de nuestros datos personales. Muchas compañías fabricantes de estos aparatos se reservan el derecho de utilizar la información recopilada por el robot para mejorar sus productos y servicios, lo que en principio parece comprensible, pero también pueden compartirla con empresas afiliadas o terceros con fines de marketing, análisis de mercado o desarrollo de nuevas tecnologías. La anonimización de estos datos es una promesa frecuente, pero su efectividad y alcance real son a menudo difíciles de verificar por el usuario medio.
La legislación sobre protección de datos varía enormemente entre países, y la información de tu robot aspirador podría estar almacenada en servidores ubicados en jurisdicciones con normativas menos estrictas que la europea, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Esto significa que, a pesar de las garantías ofrecidas en el punto de venta o en la publicidad del producto, nuestros datos personales podrían estar sujetos a estándares de protección inferiores o incluso ser accesibles para agencias gubernamentales bajo ciertas legislaciones extranjeras. Es un laberinto legal en el que el consumidor suele llevar las de perder, enfrentándose a una opacidad considerable.