Apple, Google, la antigua Twitter y el resto de gigantes tecnológicos que han campado a sus anchas haciendo negocio copando el mercado cada una de ellas en sus área, por fin han sido cuestionadas por gobiernos y regulaciones que las están empezando a poner freno y que cuestionan sus prácticas capitalistas y monopolistas abusivas. Han resistido durante años a la supervisión gubernamental, pero últimamente se les ha acabado el «chollo», tras las aplicaciones legislativas de las leyes de Mercado Digitales y de Servicios Digitales de la UE.
El disruptivo y veloz desarrollo de una poderosa tecnología como la inteligencia artificial tiene en parte la culpa de que los organismos públicos se hayan puesto serios con las grandes compañías tecnológicas, al detectar cómo comenzaban a discurrir grandes cantidades de dinero hacia los desarrollos de la IA que se concentraban en empresas como Google, Meta, Microsoft o Google, y se han puesto serios para tratar de evitar «que un puñado de empresas dominen la industria emergente » de esta tecnología, tal y como apuntan los analistas especializados de Bloomberg.
Ha sido la Unión Europea, y por tanto sus 27 Estados miembros, la más beligerante y arrojada a la hora de plantar cara y poner freno al poder de las grandes tecnológicas ante el resto de empresas más pequeñas y de las y los consumidores y ciudadanos.
La UE ha conseguido encauzar este freno con dos leyes; la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales, conocidas por sus siglas en inglés, DMA y DSA. La DMA entró en vigor hace ya más de un año, el 7 de marzo de 2024, e impone a las grandes empresas tecnológicas una serie de recomendaciones relacionadas con todas las leyes antimonopolio que han estado vigentes en la región, para conseguir frenar las «conductas abusivas de las principales empresas antes de que se afiancen», según los analistas.
La DSA, por su parte, más reciente ya que entró en vigor el 25 de agosto de 2024, establece normas de contenidos para las redes sociales, mercado online y las tiendas de apps. Su labor regulatoria se centra en combatir la desinformación y el contenidos dañinos, como los discursos de odio, la propaganda terrorista y los anuncios de productos peligrosos (medicamentos y curas que no lo son, por ejemplo).

EUROPA FRENTE A APPLE, GOOGLE O META
Con la aplicación de la Ley de Mercados Digitales se han encontrado con nuevas prohibiciones y obligaciones gigantes mundiales como Google (Alphabet), Amazon, Apple, y ByteDance, la propietaria de TikTok. Para empezar, fuera monopolios, porque en virtud de la DMA es ilegal que las plataformas de estas empresas favorezcan sus propios servicios por defecto, gracias a sus aplicaciones tecnológicas, frente a los de sus competidores. Según resaltan los analistas de Bloomberg, la ley recoge la prohibición de «combinar datos personales entre sus diferentes servicios y utilizar los datos que recopilan de terceros para competir con ellos».
Si estas plataformas infringen sus normas se enfrentan a cuantiosas multas que pueden llegar hasta el 10% de sus ventas anuales a nivel mundial y eso puede ser muchísimo dinero. Y además, la cifra puede alcanzar hasta el 20% si se empeñan en repetir las infracciones. La UE ha sido muy dura con esta ley, que también recoge la posibilidad de exigir la disolución de una empresa si sus infracciones son sistemáticas. La Comisión Europea puede ser implacable y no solo iniciar procedimientos contra estas empresas, sino que también puede prescribir soluciones específicas de cumplimiento e imponer las multas referidas.
En un año y un mes de aplicación de la DMA, desde Bruselas ya se han puesto multas a Apple y a Meta por un total de 700 millones de euros (el pasado mes de abril), y se esperan nuevas sanciones a otras grandes tecnológicas. Google se ha querido curar en salud, y para ello el pasado 5 de marzo anunció que «vincularía más sus búsquedas a sitios de comparación de precios en áreas como vuelos, hoteles y compras. También Meta ha bajado la cabeza y ha prometido desvincular sus servicios de Facebook e Instagram, y Microsoft ha dicho que en el futuro se podrá prescindir de alguno programas que vienen instalados por defecto en su omnipresente Windows.
Apple aún no ha adecuado su estructura de tarifas en su tienda de app para desarrolladores terceros, y el pasado abril recibió también una sanción de nada menos que 500 millones de euros, porque debe, sí o sí, ofrecer a los usuarios de sus iPhone maneras de poder comprar suscripciones y servicios a apps más baratas que no estén en el ecosistema de Apple. Spotify fue clave para conseguir que esta guerra con Apple y sus iTunes se pudiera ganar.
En cuanto a la Ley de Servicios digitales, esta puede conseguir la retirada de material ilegal y obliga a presentar evaluaciones de riesgos de qué y cómo hacen las plataformas para mitigar o evitar el contenido dañino, hasta el punto de que la Comisión europea puede pedir la modificación de algoritmos que determina lo que ven o no los usuarios.
La Ley también prevé activar poderes extra durante momentos de crisis, como una guerra o una pandemia, y ya se ha visto como por su aplicación se han llegado a prohibir anuncios dirigidos a niños, sector de la población que hasta ahora ha proporcionados estupendos beneficios a Facebook y a Google. Las multas al aplicar la DSA a las que se enfrentan las grandes tecnológicas pueden llegar hasta el 6% de los ingresos anuales.
La UE ya ha investigado por imcumplimiento a Facebbok e Instagram, a TikTok y a X (el antiguo Twitter), y se ha abierto un proceso contra AliExpress en base a las normas de la DSA. El pasado 12 de julio la UE declaró haber descubierto que X engañaba a los usuarios para que interactuaran con contenido potencialmente dañino.
Para evitar males mayores, Google ha anunciado que informará más y mejor sobre las operaciones de moderación de contenido en servicios como la Búsqueda, Meta aseguró que dejaría de segmentar anuncios para adolescentes en sus redes, BiteDance va a permitir denunciar contenido ilegal y elegir un feed sin personalizar.
EE.UU. TAMBIÉN FRENA A GOOGLE Y APPLE
Hay una juez en EE.UU que no le cae bien a Google. La magistrada Amit Mehta dictaminó en agosto de 2024 que la empresa del buscador había monopolizado ilegalmente los mercados de búsqueda online y los anuncios de texto de búsqueda. El caso se arrastraba desde 2020, y aunque Google asegura que apelará la decisión, la jueza ya ha iniciado otro proceso para remediar esa conducta ilegal, que todos en el planeta sabemos que se produce, por otra parte.
La cuestión es tan grave como que la Justicia en EEUU quiere que Google venda su negocio más importante, su navegador Chrome, y que comparta parte de los datos que obtiene con las búsquedas. Se trata de evitar los contratos exclusivos, núcleo del caso judicial, y el monopolio, como ya ocurrió con Microsoft hace 20 años.
En abril, en un caso federal independiente presentado por el Departamento de Justicia , la jueza Leonie Brinkema determinó que Google monopolizó ilegalmente dos partes del mercado de publicidad gráfica, valorado en 677.000 millones de dólares, en violación de las leyes antimonopolio. Estados Unidos y una coalición de ocho estados acusaron a Google de crear una «triple serie de monopolios» para controlar la tecnología detrás de los anuncios en sitios web y perjudicar a editores y anunciantes. Quieren también obligar a Google a vender parte de este negocio, y se verá en audiencia el próximo septiembre.
Contra Apple se presento una demanda el pasado 21 de marzo en un tribunal federal de Nueva Jersey, por imponer limitaciones de software y hardware a los iPhones y iPads, lo que dificulta la competencia entre sus rivales y el cambio de teléfono de los consumidores. Si la demanda sale adelante, Apple podría tener que abrir sus dispositivos a tiendas de apps alternativas y a otros mecanismos de pago.
Aunque la compañía rechaza las acusaciones y se revela, ya ha hecho algún gesto al añadir compatibilidad con servicios de juegos en la nube y anunciar que añadiría la mensajería multiplataforma RCS a finales de este año. Es el resultado de la investigación antimonopolio abierta desde 2019 por la Justicia, y la del Cámara de Representantes en 2020, que reveló que Apple operaba como un monopolio en la distribución de software para el iPhone, con enormes ganancias por comisiones de hasta el 30% que cobra a los distintos desarrolladores de apps.
La demanda de Epic Games (Fornite) contra Apple también ha sido determinante en las iniciativas judiciales en contra de la tecnológica desde el Departamento de Justicia de EE.UU.