Rocío Carrasco vuelve a estar en el centro del huracán mediático, aunque esta vez no es ella quien toma la palabra, sino su exmarido, Antonio David Flores. La nueva batalla legal que se avecina entre ambos promete sacudir los cimientos de la televisión española, no solo por los nombres implicados, sino también por la cifra millonaria que está en juego. Tras más de tres años de relativo silencio por parte del exguardia civil, una demanda admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción número 1 de Málaga ha devuelto su figura al primer plano.
3La guerra del exmatrimonio

Mientras tanto, los acusados guardan silencio, al menos públicamente. Ninguno de los rostros citados ha reaccionado aún ante la demanda. Pero en privado, el nerviosismo crece, especialmente entre quienes siguen vinculados a los medios de comunicación y podrían verse obligados a rendir cuentas ante la justicia.
Para Mediaset, este conflicto representa un nuevo frente en una etapa ya de por sí convulsa. La cadena atraviesa un periodo de transformación tras el fin de “Sálvame” y el intento de renovación de sus contenidos. La amenaza de una indemnización de semejante magnitud pone en jaque no solo la estabilidad económica, sino también la credibilidad de su modelo informativo y de entretenimiento.
En resumen, la batalla entre Antonio David Flores y quienes fueron responsables de su caída pública acaba de comenzar. La demanda no solo busca compensación económica, sino también un gesto de reparación ante lo que considera una injusticia. Para Rocío Carrasco, es un golpe moral que vuelve a remover los cimientos de una historia personal marcada por el dolor, la controversia y la exposición pública. Europa entera mira ahora a los tribunales de Málaga, donde se dirimirá si la televisión cruzó una línea que nunca debió traspasar.