Los contratos directos de Glovo siguen llegando a los trabajadores que empiezan a verse en la posición de elegir sus horarios, con base en la cantidad de horas que trabajaban en promedio a la semana cuando eran autónomos. Pero este nuevo paso, junto al comunicado que ha llegado a estos trabajadores que aún no han firmado el contrato ni con la empresa de reparto ni con las flotas que empiezan a operar como parte de la plataforma. Pero estos se han conseguido con una pequeña sorpresa en el mensaje que les ha hecho llegar el unicornio español.
En el texto, la propia Glovo confirma que los nuevos contratos están diseñados alrededor del Convenio Colectivo Estatal de Mensajería de 2006, asumiendo por supuesto los aumentos desde entonces en el salario mínimo interprofesional (SMI). Lo cierto es que la situación ha hecho que algunos repartidores empiecen a comentar la necesidad de plantearse un convenio propio, sobre todo porque para muchos de ellos la sensación es que los contratos les dan peores condiciones que su vieja situación como autónomos.
En cualquier caso, la realidad es que la empresa ha tenido que hacer este proceso en velocidad de crucero por la situación de la ley rider. Esperan tenerlo terminado antes del verano, que se está acercando, y los propios repartidores tienen motivos para querer que se complete el proceso en el menor tiempo posible. Es bueno recordar que la propia Glovo sigue defendiendo que contrata a sus trabajadores para resolver un «conflicto social», pero que a pesar de las acusaciones sigue considerando que estos cumplían con el perfil de autónomos como lo define la ley actual, incluso después de la normativa de trabajo en plataforma.
En cualquier caso, abrazarse al convenio de mensajería les permite algunas exigencias sobre sus trabajadores, como solicitar un vehículo de motor a los repartidores que debe estar en perfecto estado para operar. Esto según el convenio como está publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 12 de diciembre de 2006, en particular el artículo 25 del texto del convenio.
UN CONVENIO PREVIO A LA EXISTENCIA DE GLOVO Y UBER EATS
En cualquier caso, si algo llama la atención de este convenio es que está pensado para un mundo en el que no existían las empresas de delivery como las conocemos hoy en día. En 2006 el texto estaba pensado sobre todo para trabajadores de servicios como correos, o en cualquier caso para trabajadores contratados por empresas puntuales. No existía en el imaginario colectivo la imagen del repartidor con su bicicleta y la mochila térmica de empresas como la propia Glovo, Uber Eats o Just Eat, lo cierto es que seguir dependiendo del mismo parece un problema a medio plazo.
No es casual que ya haya voces planteando un nuevo convenio, al mismo tiempo también es evidente que el mismo tendrá que revisarse con lupa por todas las partes involucradas. Solo viendo por encima la oferta que está haciendo la empresa a los trabajadores de forma directa, y comparándola con los contratos ofrecidos por las flotas y las ETT, que son mucho más estrictos con las ventanas horarias en las que pueden trabajar, o incluso los competidores dentro del mundo del delivery para notar que hay grandes diferencias entre unos y otros.

Aun así, es complicado resolver los problemas de la plataforma de un día para otro. La realidad es que este proceso se está haciendo contra reloj y que es normal que haya detalles que resolver en el camino, o incluso después de completar las contrataciones. Incluso en esa realidad ya hay movimientos tanto para revisar los contratos como, en algunos casos, para evitar la tercerización de los mismos.
MIENTRAS TANTO LOS REPARTIDORES TEMEN AL VERANO
Lo cierto es que si hay una preocupación de los repartidores en ciudades como Madrid y Barcelona, es que el proceso siga abierto en el verano, una de las épocas más complicadas del año para ellos. Los viajes, el buen clima de las terrazas que invita a salir a comer y la falta de eventos deportivos que mantenga a los usuarios de estas aplicaciones frente al televisor, aunque será interesante ver la audiencia del mundial de clubes de fútbol, son un castigo para trabajadores que antes de esta situación dependían únicamente de su facturación para llegar a fin de mes.
A esto se suma la situación de los que siguen registrados como autónomos. Estos trabajadores enfrentan una realidad todavía más delicada, aseguran que el algoritmo de la plataforma ha empezado a dejarlos de lado y muchos de ellos dependen de este trabajo, pues operan con cuentas subarrendadas, sin que Glovo pueda controlarlas, y aunque algunos se han sumado a los repartidores de Uber Eats, que aún opera con autónomos, parece cuestión de tiempo antes que se vean obligados a tomar una decisión similar a la del unicornio español para seguir operando en el país.