A veces parece que el mundo está diseñado para mantenernos corriendo sin pausa. Trabajo, familia, compromisos. Todo se acumula. Sin embargo, hay algo curioso: las personas que admiramos, aquellas que alcanzan grandes metas, no viven atrapadas en ese torbellino. O al menos, no todo el tiempo.
Esas personas no tienen superpoderes, pero sí manejan su energía de un modo muy distinto al común. Cuando el estrés amenaza con colarse por todas partes, su reacción más efectiva no es hacer más… sino parar un momento.
3El enemigo invisible: el perfeccionismo

Uno de los mayores ladrones de energía es ese pensamiento repetitivo que dice que nada está suficientemente bien. Que todo puede mejorarse. Que si no es impecable, no sirve. Esa voz interna que más que ayudarte, te frena.
El perfeccionismo no es ambición, es miedo disfrazado. Querer hacer las cosas bien es razonable. Exigirse demasiado, no tanto. Las personas exitosas han aprendido a ponerle un freno a esa autoexigencia destructiva, y eso las hace más fuertes.