A veces parece que el mundo está diseñado para mantenernos corriendo sin pausa. Trabajo, familia, compromisos. Todo se acumula. Sin embargo, hay algo curioso: las personas que admiramos, aquellas que alcanzan grandes metas, no viven atrapadas en ese torbellino. O al menos, no todo el tiempo.
Esas personas no tienen superpoderes, pero sí manejan su energía de un modo muy distinto al común. Cuando el estrés amenaza con colarse por todas partes, su reacción más efectiva no es hacer más… sino parar un momento.
1El mito del 100% constante

Desde pequeños nos repiten que hay que darlo todo. Que si no lo haces perfecto, no sirve. Que no hay excusa válida para bajar el ritmo. Pero eso tiene trampa. El cuerpo y la mente no funcionan así. Lo que acaba ocurriendo es que uno se qema, se bloquea, se desgasta.
La idea de estar siempre al cien por cien es tan bonita como irreal. Por eso, muchos de los que han llegado lejos hacen justo lo contrario: se permiten aflojar, respirar, fallar. No porque no les importe, sino porque entienden que la excelencia no nace de la presión constante.