La pregunta parece sencilla, pero la respuesta está lejos de serlo. ¿Cuánto puedes beber antes de que un control de alcoholemia te juegue una mala pasada? Lo cierto es que la DGT lleva años recalcando que la única cifra segura es cero. Ni una copa. Ni media cerveza. Ni ese vino que te ofrecen en la comida “porque solo es uno”. Cuando se trata de ponerse al volante, la prudencia no debería ser una opción, sino una norma personal.
Aun así, sigue habiendo dudas. Mucha gente cree que una o dos cervezas no hacen daño, o que si comes algo antes de beber, estás a salvo. Pero la DGT ha sido muy clara al respecto. No existe una regla matemática que diga “dos cañas sí, tres no”. Porque el alcohol no se comporta igual en todos los cuerpos. Depende de tantas cosas que intentar encontrar una cifra exacta es como jugar a la ruleta.
5Muchos no se dan cuenta hasta que es tarde

Hay algo que la DGT sabe muy bien: mucha gente solo toma conciencia después de haber tenido un susto. O peor aun, después de haber provocado uno. Es fácil confiarse. Es fácil pensar “esta vez no pasa nada”. Pero basta con una curva, con un despiste, con un frenazo inesperado. El alcohol, incluso en pequeñas dosis, puede hacer que no llegues a tiempo.
Y eso es lo que convierte esta cuestión en algo tan serio. No se trata de demonizar el alcohol. Se trata de entender que hay momentos en los que simplemente no encaja. Que hay decisiones que tienen consecuencias. Y que una noche puede cambiarlo todo.