La pregunta parece sencilla, pero la respuesta está lejos de serlo. ¿Cuánto puedes beber antes de que un control de alcoholemia te juegue una mala pasada? Lo cierto es que la DGT lleva años recalcando que la única cifra segura es cero. Ni una copa. Ni media cerveza. Ni ese vino que te ofrecen en la comida “porque solo es uno”. Cuando se trata de ponerse al volante, la prudencia no debería ser una opción, sino una norma personal.
Aun así, sigue habiendo dudas. Mucha gente cree que una o dos cervezas no hacen daño, o que si comes algo antes de beber, estás a salvo. Pero la DGT ha sido muy clara al respecto. No existe una regla matemática que diga “dos cañas sí, tres no”. Porque el alcohol no se comporta igual en todos los cuerpos. Depende de tantas cosas que intentar encontrar una cifra exacta es como jugar a la ruleta.
1Cada cuerpo reacciona de forma distinta: no hay reglas fijas

Uno de los grandes errores es creer que todos reaccionamos igual al alcohol. Nada más lejos de la realidad. La DGT insiste en que el peso, la estatura, la edad, el sexo o incluso si has comido o no influyen de manera directa en cómo tu cuerpo metaboliza el alcohol. Lo que para ti puede ser una simple copa, para otra persona puede ser suficiente para dar positivo en un control.
El problema está en que ese margen de error no lo controlas tú. Un día puedes tomarte una cerveza y no dar positivo. Otro día, con la misma cantidad, puedes pasarte. Y ahí ya no hay marcha atrás. Lo que empieza como una comida relajada puede terminar con una sanción, puntos menos en el carné o, en el peor de los casos, con algo mucho más grave: la DGT vigila…