martes, 6 mayo 2025

‘Valle Salvaje’: La relación entre Rafael y Adriana se hace añicos

Rafael ha alcanzado en Valle Salvaje un punto límite en el que ni tan solo el amor puede atravesar. Durante varios meses, soportó escarceos furtivos, miradas cómplices y el interminable esfuerzo de no hacer saber a su madre que mantenía una relación con Adriana. Sin embargo, algo ha cambiado en el último capítulo de la ficción española.

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La actitud de Adriana en estas últimas semanas, unida a las insinuaciones de Julio, ha ido desgastando su paciencia. Ahora, ya no está dispuesto a seguir viviendo a medias, a ir escudándose como si el amor que siente por ella fuese algo de lo que debe sentirse avergonzado.

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UN AMOR CONVERTIDO EN OBSESIÓN

'Valle Salvaje': La relación entre Rafael y Adriana se hace añicos
Fuente: RTVE

Para Adriana no hay vida sin Rafael en Valle Salvaje. Para ella el amor siempre ha sido suficiente, incluso a costa de vivir en la oscuridad. Mientras Rafael se dedicaba a buscar espacio y libertad, que solo con el amor no bastaba, Adriana estaba dispuesta a renunciar a todo si eso significaba no perder a su hombre. Pero al final la vida le ha jugado una mala pasada, pues en unos días ha visto cómo el hombre que amaba se alejaba poco a poco, cómo dejaba todo a un lado para estar con Úrsula.

Lo que más le duele a Adriana no es del todo el rechazo, sino la sospecha de que hay más detrás de la ruptura. Adriana no cree en las casualidades, todo aparece en el momento adecuado, las palabras, el tono. Úrsula sabe a la perfección cómo partir la relación en dos. Los demás piensan que son celos infundados, pero Adriana sabe que su prima está haciendo algo más, que sabe jugar. Y ahora, hundida en la desesperación, acepta dos cosas: dejarse vencer o luchar.

Abatida, se refugia en brazos equivocados. Bárbara, su hermana, es la persona que realmente la comprende, pero Julio sólo observa; espera. Él sabe que una Adriana vulnerable, tambaleándose, es una Adriana a la que se puede manipular. ¿Hasta dónde va a llegar para utilizarla en su propio beneficio? El amor que un día la elevó, también la puede abocar a un fondo y un abismo del que quizás ya no tenga la oportunidad de salir.

Las noches se han convertido en interminables noches para Adriana. Cada imagen de él, de Rafael, la atormenta; cada risa entre él y Úrsula la desgarran. Pero hay más que dolor en ella; hay resolución. Si Úrsula cree que ha ganado, se equivoca seriamente. Adriana no es una mujer fácil de vencer, y aunque ahora esté desgarrada y dolorida, su instinto de lucha sigue intacto. La pregunta es: ¿qué es capaz de hacer para recuperar lo que perdió?

Bárbara intenta hacerla entrar en razón, irremediablemente Adriana no hace caso. Su obsesión por Rafael la ha llevado hasta un punto que no admite más marcha atrás. Inclusive ha indagado sobre la vida de Úrsula en busca de cualquier grieta en la firme fachada que nos presenta. Pero en una historia como Valle Salvaje, ahondar demasiado puede salir caro.

Julio conoce perfectamente cada momento de debilidad. Le materializa comprensión falsa, un hombro en el cual lloriquear, mientras que lentamente va avivando su rencor hacia él. Pero Adriana tampoco es una tonta; sabe, en el fondo de sí misma, que Julio no es de fiar, pero en este momento, con tal de tener algún compañero, cualquiera vale. El problema es que en este juego, los compañeros se pueden convertir en verdugos con tan solo una equivocación.


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