Durante años, comer carne fue sinónimo de bienestar. En muchas casas, el domingo era día de guiso o asado, una forma de celebrar y reunir a la familia. Era casi una declaración de estabilidad. Comer carne no era solo llenar el plato, era llenar de orgullo la mesa. Pero los tiempos cambian, y hoy ese mismo alimento está rodeado de preguntas. Algunas tienen que ver con la salud, otras con el clima, otras con la ética. Y ahora también hay números que ponen orden en el debate.
Un estudio reciente ha arrojado una cifra concreta que puede sorprender a más de uno. Se trata de una recomendación clara: 255 gramos a la semana de carne blanca, como pollo o cerdo. Esa es la cantidad que los investigadores consideran segura para ti… y para el planeta. Porque sí, el modo en que elegimos comer carne afecta no solo a nuestro cuerpo, sino también a los recursos que compartimos.
8Ni dogmas ni culpabilidad: una invitación a pensar

Hay mucho ruido alrededor de la alimentación. Opiniones encontradas. Propuestas extremas. A veces da la sensación de que, diga lo que digas, alguien te va a corregir. Por eso este tipo de estudios son valiosos. Porque no gritan. No señalan con el dedo. Solo ofrecen información clara, basada en ciencia, y dejan margen para que cada persona encuentre su camino.
Comer carne sige siendo una posibilidad, pero no debe ser una rutina sin medida. Puede ser parte de una dieta consciente, que valore tanto el sabor como el entono. Y si eso implica ajustar un poco las costumbres, bienvenido sea el cambio.