La familia Campos vuelve a estar en el centro de la atención mediática, esta vez por una tensión latente entre Terelu Campos y su hija, Alejandra Rubio. A pesar de que públicamente se esfuerzan por mostrar una imagen de unidad, las recientes declaraciones de ambas en distintos medios y programas televisivos han puesto de manifiesto una diferencia de criterios que no ha pasado desapercibida para los seguidores del clan. Lo que parecía una simple entrevista de Terelu ha desencadenado una oleada de comentarios, matizaciones y aclaraciones que, lejos de calmar el ambiente, han servido para airear aspectos íntimos de su vida familiar. La última en pronunciarse al respecto ha sido Carmen Borrego, hermana de Terelu y tía de Alejandra, quien ha roto su habitual cautela para dar un paso al frente y defender lo que considera una familia «normal», pese a lo que se diga en los platós y revistas.
2La postura de Alejandra Rubio

Alejandra Rubio, por su parte, ha mantenido una actitud firme pero sin perder la compostura. A pesar de su visible molestia con su madre, ha dejado claro que no cree que haya actuado por maldad ni con intención de protagonismo. “Mi madre tiene mucha plancha para hablar de su vida, todo lo que le dé la gana”, dijo en Vamos a ver, subrayando que su desacuerdo no está motivado por una cuestión de celos o resentimientos, sino por una diferencia de criterio sobre qué asuntos deben ser tratados públicamente. También tuvo palabras de comprensión hacia Mar Flores, destacando que seguramente no desea tener a la prensa pendiente de ella por un tema que ya forma parte del pasado.
La raíz del desencuentro parece estar en el valor que cada una le da a la privacidad y al control de los relatos familiares. Mientras Terelu se siente libre para hablar de lo que considera aspectos amables de su vida, su hija apuesta por mantener ciertas cuestiones en la intimidad, convencida de que no hay necesidad de justificarse ante nadie. Aunque ambas posturas no son incompatibles, sí chocan en lo que respecta a la exposición pública, un terreno que conocen bien pero que viven desde ópticas distintas.
En definitiva, lo que parecía una anécdota se ha convertido en un reflejo de las dinámicas internas de una de las sagas más mediáticas del país. Carmen Borrego ha querido desdramatizar la situación, pero al hacerlo ha evidenciado que los roces están presentes y que no todo es armonía en el universo Campos. Lo que queda claro es que, una vez más, los focos siguen apuntando hacia ellas, y que cualquier declaración —por inocente que parezca— puede desatar una nueva ola de titulares. La pregunta ahora es si esta vez lograrán mantener las aguas calmadas o si este episodio será solo el preludio de nuevas tensiones por salir a la luz. ¿Podrá la familia Campos reinventarse lejos del conflicto? Solo el tiempo lo dirá.