Alejandra Rubio vive días intensos marcados por la controversia mediática, las tensiones familiares y el cariño absoluto hacia su hijo, Carlo Jr., el gran motor de su vida. En las últimas semanas, su figura ha vuelto a estar en el foco del interés público, no solo por su papel como colaboradora en televisión, sino también por su actitud sin filtros frente a los temas más delicados relacionados con su entorno. La tertuliana de 25 años no se muerde la lengua, y si bien eso ha consolidado su perfil mediático, también le ha supuesto encontronazos recientes con miembros de su familia, especialmente con su primo José María Almoguera y, más sorprendentemente, con su propia madre, Terelu Campos, tras unas polémicas declaraciones que esta realizó en una conocida revista. Sin embargo, en medio de estas turbulencias, Alejandra ha demostrado que su prioridad absoluta está lejos de los platós y las portadas: su hijo, nacido en noviembre de 2024, se ha convertido en el centro emocional de su vida y también en su refugio más íntimo.
1Última hora de la familia

Las redes sociales han servido de ventana para asomarse a esa faceta maternal que Alejandra cultiva con mimo. En una de sus últimas historias de Instagram, la joven compartía una imagen en la que se podía ver el resultado de una de sus escapadas por el centro de Madrid. Esta vez, su visita a una tienda no tenía como objetivo renovar su vestuario ni comprar productos de belleza, sino sorprender a su hijo con unos juguetes muy especiales. En la cesta, preparada para pasar por caja, destacaban un gran peluche de Winnie the Pooh y varias cajas de figuras inspiradas en personajes de Disney, concretamente de la película ‘Lilo & Stitch’, uno de los filmes de animación favoritos de la joven. También había un cochecito de carreras de color rojo y otro objeto del que no se distinguía claramente su forma, pero todo apuntaba a que era un nuevo capricho para el pequeño Carlo, que, aunque aún es un bebé, ya es el destinatario de continuas atenciones y gestos de cariño por parte de su madre. Esta compra sencilla pero significativa no ha pasado desapercibida para quienes siguen su día a día, y se interpreta como una manera de reafirmar públicamente su rol como madre entregada y atenta.
Este cuidado constante contrasta con la exposición mediática a la que Alejandra se ve sometida, en parte por su trabajo en televisión y en parte por las declaraciones públicas de su propia familia. La última entrevista de Terelu Campos a la revista ‘Diez Minutos’ ha sido, sin duda, un detonante de tensión. En ella, la comunicadora revelaba que Mar Flores, madre de Carlo Costanzia y, por tanto, abuela paterna del hijo de Alejandra, le había enviado un regalo en Navidad. Un comentario que, aunque en apariencia amable, ha generado incomodidad en la joven. La relación entre Alejandra y Mar Flores ha sido objeto de especulación desde que se hizo pública la relación sentimental entre Alejandra y el hijo de la modelo, por lo que cualquier referencia que pueda interpretarse como un intento de blanquear vínculos o acercamientos puede ser vista como inoportuna. Así lo expresó Alejandra en directo en el programa ‘Vamos a ver’, donde colabora habitualmente.
Visiblemente contrariada, la hija de Terelu no se contuvo al criticar abiertamente a su madre por haber hecho esa mención pública. «Sabe dónde trabaja y que si habla de esto lo van a poner en portada y no me parece bien, creo que se ha equivocado. No lo ha hecho con mala intención», afirmaba Alejandra, intentando al mismo tiempo marcar límites y evitar un conflicto más profundo. Sus palabras eran claras y directas, y demostraban que, aunque entiende la intención de su madre, no comparte la decisión de verbalizar ciertos asuntos personales. «No me parece bien. Se lo he dicho a ella personalmente. Mi madre tiene mucha cancha para hablar de su vida y de lo que le dé la gana», continuaba, haciendo evidente que, al menos para ella, hay cuestiones íntimas que deberían permanecer dentro del ámbito familiar.